Sangre derramada

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Foto: Especial

Tal como cerró el año empezó el 2024: SANGRIENTO

A pesar de los otros datos que puedan tener en Presidencia y la descalificación sistemática de Andrés Manuel López Obrador a la difusión de las noticias en medios de comunicación, es innegable la violencia de los primeros días de enero.

El Presidente insiste en que es “temporada de zopilotes” y por esa razón atribuye que los noticiarios exageran la información, solo que hablan por sí mismos los cuerpos desmembrados y ejecutados en el municipio de Heliodoro Castillo, así como la masacre de cinco personas y 20 heridos en Petatlán, ambos en el estado de Guerrero.

También el Presidente intentó minimizar el terror que desataron los asaltos premeditados en varios comercios de Villahermosa, Tabasco, que hoy sabemos, fueron originados por dos cárteles del crimen organizado que pelean la plaza. Lamentablemente ni siquiera su tierra escapa de las balaceras, incendios y ataques.

(Cabe mencionar que Proceso y otros medios habían referido que el entonces Secretario de Seguridad –nombrado por el ex gobernador, Adán Augusto López–, fue identificado como cabeza de un grupo delictivo dedicado al robo de hidrocarburos y al tráfico de migrantes, según documentos de la Sedena y del Centro Nacional de Inteligencia).

Otro hecho preocupante fue el secuestro masivo de 32 migrantes en Tamaulipas y a pesar de la indignación del gobernador Américo Villarreal sobre presuntos vínculos de su policía estatal con los criminales, la realidad es que ninguna fuerza militar rescató a los rehenes, ellos pagaron su libertad.

Y qué decir del asesinato de tres precandidatos de oposición en Morelos, Colima y Chiapas, hechos que no pueden considerarse aislados rumbo a una elección compleja debido a la enorme cantidad de participantes a puestos de elección popular.

Las candidatas presidenciales gozan de un efectivo aparato de seguridad militar y seguramente harán lo mismo con las y los candidatos a gobernador; sin embargo, qué pasará en las alcaldías, diputaciones o senadurías, ¿alcanzará protección gubernamental para todos?

De acuerdo a la trinchera política podrán referir que el proceso electoral será pacífico o quizá el más violento, lo cierto es que los grupos criminales difícilmente se quedarán de brazos cruzados cuando se trata de garantizar la supervivencia de sus operaciones delictivas.

A la par de la altísima responsabilidad pública de evitar más derramamiento de sangre, es urgente retomar el control de la seguridad pública, sean o no estados gobernados por la 4T.

Si quienes toman las decisiones dejaran de hacer política partidista para dar paso a un plan de acción eficiente –sin regateos de ninguna naturaleza– entonces podríamos pensar que hay esperanza de vivir en paz.

No es malo hacer política mientras el bien común esté por encima de los intereses personales; el conflicto radica cuando la ideología se impone a la razón y la línea discursiva de que “todo está bien” perdió veracidad.

Por Paty Estrada