La elección que viene en Puebla está cerradísima, aunque un puñado de llamadas robotizadas o entrevistas que se levantan con el fin de sobrerrepresentar la base electoral morenista, digan lo contrario por la consigna de la factura.
De otro modo, ¿cómo explicaría usted la marea de 30 mil ciudadanos que pintó de rosa el Zócalo poblano este fin de semana?, ¿o los pretextos que interpuso el candidato oficialista para debatir en el improvisado encuentro que intentó organizar la Coparmex?
Quizá valdría la pena regresar el reloj exactamente un mes y recuperar mi columna titulada “Carrusel”, publicada el pasado 23 de abril:
«¿Por qué los candidatos solo debaten cuándo se sienten obligados por el árbitro electoral? La respuesta exhibe una de las más grandes debilidades de nuestra democracia, cada vez más dependiente del templete, del acarreo y de la propaganda».
«¿En verdad es tan difícil cuadrar las agendas para que los tres contendientes a la gubernatura de Puebla coincidan, por convicción y no por obligación, en un mismo espacio con el afán de contrastar sus proyectos de gobierno? ¿Por qué los ciudadanos debemos esperar hasta el próximo 12 de mayo para que Armenta, Morales y Rivera debatan sobre el mejor rumbo para Puebla? ¿Por qué sí hay debates entre voceros en los medios de comunicación, pero de ninguna manera entre los candidatos en cuestión?»
El mentado debate llegó y sin duda marcó un hito en la historia política de la entidad. Si en el horizonte del círculo rojo, esa misma noche del 12 de mayo, había un empate técnico entre los candidatos a la gubernatura; las primeras horas del post debate fueron decisivas y marcaron un ganador indiscutible: Eduardo Rivera Pérez.
De otro modo, ¿cómo explicaría usted que Morena sigue haciendo leña de la demagogia del insulto para tratar de revertir esa tendencia? ¿Ya se habrán dado cuenta que lo único que han lograron ha sido posicionar a su adversario en redes sociales? Para la próxima, ahí les encargo que contraten asesores que conozcan a fondo la antropología social de los poblanos.
P.D. No quiero dejar pasar un hecho singular. Durante el debate, Fernando Morales terminó ridiculizándolo al candidato morenista con la puntada de que “faltó la jirafa Benito de recibir su reconocimiento” en el Senado de la República. Me parece que esta semana alguien ya se le adelantó, y al menos Benito ya decidió. ¿Y usted qué piensa hacer en la intimidad de la urna, cuando se encuentre con la boleta electoral que marcará el destino de la entidad? Decida lo que decida, participe y ejerza su derecho con responsabilidad.
Nos vemos en las urnas…