«La medición que presentó Morena que me posiciona como la mujer más competitiva de Morena en todo el estado de Puebla se repite nuevamente en el Senado, y la capital que es la zona de mayor representatividad en esta medición, pues es donde mayor posicionamiento tengo»
Claudia Rivera Vivanco
Una pregunta seria para la señora ex presidenta municipal de Puebla: ¿desde cuándo 11.9 por ciento –datos de Morena– de intención del voto puede ser considerado como una cifra competitiva?
Afortunadamente los poblaos aún recordamos, con fehaciente memoria, el desastre en el que sumió a la capital a lo largo de su infame administración. Bastaría con traer a cuento los primeros dos párrafos de mi columna titulada “Las últimas horas”, publicada el 13 de octubre de 2021:
«Las últimas horas son el síntoma de una catástrofe. Bastaron sólo 100 plazas otorgadas a familiares, amigos, porristas y cercanos al primer círculo de Claudia Rivera Vivanco para que la habitual complicidad de Gonzalo Juárez Méndez, líder del Sindicato Único de Empleados y Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla, se diluyera en una gresca palaciega. Quemas, consignas, manotazos y cristalazos operados por los trabajadores que hoy se hacen los agraviados sepultaron la ilusión de la activista con tuneo plástico, de la alfombra roja de la protección materna, y del mal gobierno de puertas abiertas».
«A la mañana siguiente, mientras ‘las naranjitas’ del servicio de limpia con los mismos salarios precarizados de hace tres años, se esfuerzan por no dejar rastro de la protesta; Puebla se prepara para hacer el recuento de los daños tras el paso de una kakistocracia de imbéciles encabezados por una feminista de anaquel. La responsabilidad frente a una ciudad abandonada, y en algunas zonas francamente destruida, es colegiada; tiene nombres y apellidos, funcionarios que jamás podrán borrar de su trayectoria que fueron incapaces de renunciar, de desmarcarse y limpiar su figura de un gobierno que efectivamente hizo historia provocando el desprecio más profundo de los poblanos».
La columna continúa con un desfile de mediocridades estelarizadas por Lourdes Rosales, Israel Román Romano, René Sánchez Galindo, Eduardo Covián y demás artífices del fracaso electoral de Morena en la capital. ¿Acaso lo que quiere Claudia Rivera, con su presencia en la boleta electoral, es entregarle a Mario Riestra el Ayuntamiento de Puebla?
Afortunadamente los morenistas cuentan con una carta de salvación inmejorable. El fracaso de la ‘cuidad incluyente’ abrió paso a la ‘ciudad imparable’ de Pepe Chedraui: la única fórmula con la que el partido de López Obrador puede recuperar el gobierno de la ciudad de Puebla. No obstante, no seamos tan severos con la señora Rivera y tampoco la culpemos por intentarlo que, en el camino de la farsa, seguro una diputación agarra.
Por Enrique Huerta