El presidente Donald Trump autorizó que Nvidia pueda exportar ciertos chips de IA H200 a “clientes aprobados” en China, en una medida que flexibiliza restricciones previas y que, según el propio mandatario, incluiría un cargo del 25% sobre las ventas a favor de Estados Unidos.
La decisión fue anunciada como parte de un acuerdo con el gobierno chino y representa un cambio frente a las limitaciones impuestas en administraciones anteriores para frenar el acceso de Pekín a semiconductores de alto rendimiento. La autorización se aplicaría a unidades H200 y a clientes previamente aprobados.
Fuentes que cubrieron el anuncio detallan que la medida no implica la entrega sin condiciones: las exportaciones estarán sujetas a licencias y a criterios de aprobación, y no incluirían necesariamente las familias de chips más avanzadas que Washington considera de riesgo estratégico.
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El propio presidente afirmó en sus comunicaciones públicas que Estados Unidos recibiría un 25% de las ventas, aunque no ofreció detalles sobre el mecanismo legal o fiscal para garantizar ese pago.
Analistas y especialistas en control de exportaciones señalan que la implementación práctica requerirá cambios regulatorios, procesos de licenciamiento y vigilancia para evitar usos sensibles de la tecnología.
La autorización podría reabrir mercados clave para fabricantes de chips y reconfigurar cadenas de suministro globales, pero también genera dudas sobre transparencia y riesgos de seguridad.






