“No rieguen el tepache”

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Foto: Especial

Una hiena generaría más simpatía que cualquier partido político en México y aun así se preguntarían ¿por qué?

El divorcio entre éstos y los ciudadanos se produjo cuando empezaron a cuidar sus privilegios, sus negocios ilícitos e ideologías con cierto grado de fanatismo.

No es casualidad que los partidos se hayan convertido en un mal necesario para ascender al poder en México. Las candidaturas ciudadanas no tienen posibilidades reales de competir mientras la recolección de firmas y el financiamiento sean obstáculos.

Tampoco es coincidencia que los partidos tengan que coaligarse para conservar votos, registro y prerrogativas aunque ello signifique pactar con los peores.

Dado este contexto, les comparto la anécdota de un ciudadano que decidió participar en la elección del candidato (a) del Frente Amplio Opositor con la irrupción de Xóchitl Gálvez en la contienda presidencial.

Cuál sería su sorpresa que tras la confirmación de su firma a favor de la hidalguense recibiría un correo con la siguiente frase: “Muchas felicidades, has sido seleccionado como promotor del PAN”.

Enfadado por la respuesta él reviró: “son de las cosas que los partidos no alcanzan a entender. Me registré a la plataforma del Frente Amplio porque estoy convencido de que el gobierno de coalición es la vía para sacar adelante este país”.

“Los ciudadanos no necesitamos un membrete partidista. Mi apoyo es para Xóchitl, pero no necesariamente afiliado, identificado o representando a un partido político. Esto se me hace muy oportunista”.

Y remató: “Ojalá y me puedan aclarar esto, cómo y por qué me seleccionaron como promotor del PAN. No me interesa representar al PRI, al PRD ni a ningún partido político. Como ciudadano promoveré el frente, pero sin formar parte de ninguno de ellos. Qué decepción”.

La respuesta vía electrónica de algún “despistado” llegó en segundos: “Nos hemos dado cuenta de que enviamos por error un correo electrónico anteriormente, el cual incluía una invitación que no estaba destinada para usted. Queremos ofrecer las más sinceras disculpas por este error y cualquier inconveniente que haya causado. Fue un descuido de nuestra parte”.

Y efectivamente los partidos no alcanzan a entender que van en caída libre por su arrogancia reflejada en la ausencia de transparencia, doble moral, solapan la violencia política de género y el acoso, hacen mala elección de candidatos –rateros o narcos– e incumplen promesas de campaña cuando son gobierno.

Los dirigentes nacionales de partido se han engrosado la cartera y ocupado la mayor parte de las posiciones en los estados para acomodar a sus amigos, familia o afines, renunciando a la posibilidad de formar nuevos cuadros, independientes y éticos.

Conozco gente que odia ir a los mítines a fuerza, acarreados, presionados y amenazados por las autoridades que intentan quedar bien con sus partidos; no importa que los abusivos sean oposición o gobierno en turno.

Estoy convencida de que México debería dar un salto cualitativo a conservar solo tres partidos políticos y con piso parejo a las candidaturas ciudadanas. No necesitamos más partidos “vividores”, sino institutos competitivos y honestos capaces de regresar a la verdadera representación popular.

Los nuevos tiempos ameritan cambios profundos en la vida política del país y no es a través de los partidos sino de las personas como lograremos avanzar hacia una democracia sólida.

Así que por favor ya “no rieguen el tepache” insultando la inteligencia de la gente libre y de buena fe.

Por Patricia Estrada