En vecindarios de Texas, California y Georgia, cada vez más niños inmigrantes, muchos nacidos en Estados Unidos o llegados en edad temprana, están dejando de asistir a clases por miedo a que sus padres sean detenidos por agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas).
Aunque las escuelas públicas no comparten información migratoria y son consideradas “zonas sensibles” donde ICE evita realizar operativos, el temor se ha infiltrado en los hogares. “Mi hijo no quiere ir a la escuela porque piensa que no voy a estar cuando regrese”, cuenta Rosa, madre guatemalteca residente en Houston.
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Organizaciones como la National Immigration Law Center han documentado un aumento en el ausentismo escolar en comunidades latinas desde que se intensificaron las redadas en zonas residenciales. En algunos distritos, los maestros han comenzado a ofrecer clases virtuales informales para niños que no se atreven a salir de casa.
Psicólogos escolares advierten que el estrés constante afecta el desarrollo emocional de los menores. “Están viviendo con una ansiedad que no corresponde a su edad”, señala la terapeuta infantil Marisol Peña.






