El tumor maligno del cuello del útero sigue siendo la segunda causa de muerte por cáncer entre las mujeres en México, especialmente en mujeres en edad reproductiva y laboral. Esta carga afecta de forma relevante la vida familiar y la economía de las comunidades donde las muertes son más frecuentes.
Aunque el cáncer cervicouterino es en gran parte prevenible y tratable si se detecta a tiempo, existen brechas en los programas de tamizaje y en la cobertura de vacunación contra el VPH. Además, la continuidad de la atención oncológica se ha visto comprometida en varias entidades por limitaciones presupuestales y logísticas.
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Las deficiencias en el acceso a pruebas como el Papanicolaou y la colposcopia, así como en el seguimiento clínico de casos sospechosos, dificultan la detección temprana. Por eso los especialistas piden rutas de referencia claras y mayor capacidad operativa en los servicios de salud.
Organizaciones civiles y profesionales solicitan financiamiento estable y políticas públicas alineadas con la evidencia internacional para eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública. Señalan que la coordinación intergubernamental, la formación del personal y la participación comunitaria son esenciales para aumentar la cobertura de prevención y diagnóstico.

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