¿Dónde habrá quedado la inclusión de Morena cuando algunos, al interior del partido en Puebla, hablan de ‘pureza de sangre’ enarbolando un racismo ideológico inadvertido para el movimiento? ¿Qué acaso Andrés Manuel López Obrador, el difunto Porfirio Muñoz Ledo o Manuel Bartlett Díaz no eran connotados priistas? ¿En verdad nadie ha advertido qué más de la mitad de los gobernadores de la transformación tienen un pasado cuestionable en las filas del PRIAN? ¿O vamos a olvidar el hecho de que hasta Mario Delgado, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, comenzó su carrera política en las filas del Sol Azteca?
¿Dónde están los perfiles ‘puros’? En las galeras de Regeneración Nacional debido a que la mayoría no son competitivos. En este contexto se desarrolla la guerra sucia de la que está siendo objeto Pepe Chedraui, un aspirante a la candidatura a la presidencia municipal de Puebla que, por su alta competitividad en todas encuestas, está polarizando las estructuras de Morena llevando al partido a un debate extemporáneo entre ‘puros’ contra ‘mestizos’.
Yo no sé quién tenga la sangre más guinda en Morena, lo único que puedo asegurarle es que para el elector promedio ese detalle no tiene la menor importancia, de lo contrario Chedraui no sería objeto de acusaciones que intentan destronarlo de las encuestas. Lo único que sé es que los números son contundentes y la candidatura de Morena a la presidencia municipal de Puebla en manos de la señora Claudia Rivera o de Elizabeth García Vilchis ‘de las mentiras’ supondría –una vez más– una derrota contundente de la 4T en la capital que tendría damnificados inmediatos, entre ellos Alejandro Armenta.
¿Pesa tanto ‘la pureza ideológica’? ¿En verdad el partido de López Obrador haría cualquier cosa para que las ‘founding mothers’ del movimiento lleguen el poder? ¿Están dispuestos en Morena a ser los principales responsables del fin de la 4T en Puebla? ¿Ya pensaron que cuentas van a entregarle a la doctora Claudia Sheinbaum la noche de la elección? De una vez se los digo: olvídense de los 2 millones de sufragios si Rivera o Vilchis obtienen la candidatura a la presidencia municipal de la capital.
Quizá deberíamos retomar lo publicado el pasado 9 de enero:
«Concentrémonos en la aventura rupturista de la ex presidenta municipal de Puebla, ¿en verdad pretende erigirse como la defensora legítima de la pureza partidista de los candidatos de la 4T, protestando con una lona donde viene la figura de un ex priista como Alejandro Armenta? Si me permite un consejo, mi extraviada camarada: vaya preparando su discurso de unidad porque muy pronto lo va a necesitar, a menos que quiera usted quedarse sin aparecer en la boleta electoral».
No olvide, querida ex presidenta que si usted hubiera hecho un buen trabajo al frente del Ayuntamiento de Puebla, quizá Eduardo Rivera no hubiese ganado con tanta facilidad, y probablemente tampoco sería el fuerte candidato a la gubernatura del estado que hoy es. Técnicamente usted, con todo y su pureza ideológica, ha contribuido a debilitar a su partido como ningún prianista converso hasta el momento lo ha logrado.
Por Enrique Huerta