«Aunque digan que no son gelatinas, van a temblar»
Eduardo Rivera
¿Quién en su sano juicio podría haberle respondido a Eduardo Rivera que «no somos gelatinas para temblar», habiendo un spot en radio y televisión promocionando a Xóchitl Gálvez, quién abiertamente ha convertido la grenetina en el simbolismo de la cultura del esfuerzo que la ha llevado a la candidatura opositora por la Presidencia de México? No use el lenguaje de sus enemigos, porque en automático usted asume una posición de desventaja frente a ellos; dirían los expertos en comunicación política.
Desde luego las encuestas traen ‘otros datos’. En noviembre pasado aseguraban que la ventaja de Alejandro Armenta sobre las aspiraciones políticas del todavía presidente municipal de Puebla era de 12 puntos porcentuales; no obstante, los ejercicios demoscópicos hoy aseguran que son sólo 10 puntos de distancia.
Nota de ocho columnas: en la medida en se van definiendo los perfiles de Morena a los diferentes cargos de representación política, y cada vez se hace más visible el proselitismo de Eduardo Rivera, empieza a contraerse la preferencia electoral bruta a favor de Morena para la gubernatura de Puebla.
Desde luego en democracia se gana o se pierde por un voto, y 10 puntos son una inmensidad, desafortunadamente para Armenta aún sujeta a reversibilidad. No es producto de la casualidad las precauciones que está tomando el candidato morenista cobijando a priistas impresentables y oscuros morenovallistas. No obstante, la estrategia es adecuada: esos perfiles suman estructura y movilización electoral en la Zona Metropolitana, su talón de Aquiles, pero como diría la chaviza ‘¿a qué costo?’
Pero démosle la vuelta al doble juego que traen las encuestas, partamos del hecho –contrastable en todos los estudios de ciencia política– que la relación entre votantes duros y flexibles no es susceptible de modificaciones significativas en el corto lapso de un sexenio. Es decir, aquellos que votaron por Luis Miguel Barbosa en 2018 y por Eduardo Rivera en 2021 podrían confirmar el sentido de su sufragio en 2024.
Si consultamos la estadística electoral –aislando la variable del crecimiento del padrón, compensada con el exceso de mortalidad a causa de una pandemia que causó estragos en la población con comorbilidades– podríamos darnos una idea del peso real de cada una de las coaliciones:
Morena y el Verde Ecologista sumaron un total de 1 millón 180 mil 753 sufragios en todo el estado en 2018; mientras que Eduardo Rivera, únicamente en la capital de la entidad, fue votado por 318 mil 424 electores en 2021, un tercio del total que logró Morena en cada rincón de la entidad con Andrés Manuel López Obrador en la boleta electoral.
¿Ahora le queda a usted más claro porqué los morenistas en Puebla van a empezar su campaña en medio del recalentado de Navidad? No los culpo, su inquietud confirma que están buscando el voto como si esos 10 puntos ‘de ventaja’ fueran tan ficticios como el típico propósito de Año Nuevo de bajar de peso.
Felices fiestas.
Por Enrique Huerta