La miserocracia, la fuerza o persistencia de la miseria gubernamental, goza de buena salud en México. Durante La Mañanera del 28 de diciembre pasado, en la antesala del incremento de los contagios de Covid-19 a causa de la variante ómicron; los compañeros de la fuente hicieron una pregunta pertinente: ¿Cuándo van a vacunar a los menores de entre 5 y 17 años? El subsecretario Hugo López-Gatell tomó la palabra y respondió con la soberbia que le caracteriza:
“En México no estamos considerando vacunar a niños menores de quince años, estamos vacunando sólo de quince en adelante, en personas sin comorbilidad, y niños de 12 a 17 años que tienen enfermedades que les aumentan el riesgo de complicaciones con Covid. Es una lógica de salud pública, es una lógica técnica, científica”.
Cada vez que el “Dr. Muerte” habla de ciencia, alguien muere en alguna parte de México a causa de la negligencia homicida que el gobierno de la 4T llama estrategia sanitaria. De acuerdo a datos del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna): las cifras acumuladas, con corte al 10 de abril pasado, ascienden a 954 lamentables defunciones de menores y 97 mil 108 contagios a causa del Covid-19.
Ante la frialdad de las cifras; las preguntas que a continuación formulo algún día serán todo un alegato en un tribunal nacional –o internacional- contra el inefable Dr. López-Gatell: ¿Cuántos de estos pequeños fallecidos seguirían vivos si se hubieran vacunado a tiempo? ¿Cuántos de los niños y adolescentes que dieron positivo a Covid-19, durante las últimas tres olas de la pandemia, contagiaron a sus abuelos, padres y maestros? Y en irremediable consecuencia, ¿cuántas casas y escuelas terminaron en funerales a causa de infecciones que, con una estrategia adecuada, pudieron haberse evitado significativamente?
Durante la última quincena de marzo pasado, un año después de haber iniciado lo que la 4T llamó “Campaña Nacional de Vacunación”, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) –también a cargo de Gatell- autorizó el uso de emergencia de la vacunación contra Covid-19 para mayores de 5 años –con o sin comorbilidades–.
Casi un mes después, López Obrador reacciona y adelanta a la opinión pública que México, un país del G-20, está reclamando un pago a COVAX –al Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19-, una alianza internacional hecha para garantizar el acceso equitativo al biótico a los países más pobres del mundo, para poder vacunar a su población infantil. Traducción: no han firmado contratos con Pfizer pero ya autorizaron el uso de emergencia. Qué mezquindad de gobierno; pero eso sí: 15 millones de mexicanas y mexicanos que seguramente no tienen hijos –ni madre- salieron a aplaudir el domingo la miserocracia que padecemos.
Por: Enrique Huerta