El consumo de plataformas de streaming en México crece hasta el punto en que el gasto doméstico en servicios como Netflix y Amazon Prime compite con facturas esenciales como la electricidad y la telefonía. Un estudio sobre hábitos de consumo audiovisual indica que más de la mitad de los hogares ya paga al menos una suscripción y que el desembolso promedio mensual puede rondar montos comparables a otros servicios básicos.
En hogares de ingresos ajustados, la decisión se vuelve tangible; familias enfrentan elegir entre mantener suscripciones o cubrir facturas de luz y teléfono, lo que evidencia un reordenamiento de prioridades presupuestales. Economistas y ejecutivos advierten que la sostenibilidad del modelo dependerá de cómo las plataformas moderan precios y oferta para evitar saturar al consumidor.
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El streaming desplaza al consumo televisivo tradicional y modifica rutinas culturales, elevando el papel del entretenimiento digital en la vida cotidiana. Al mismo tiempo, abre la discusión sobre la necesidad de políticas de protección al usuario y regulación del mercado para evitar impactos desproporcionados en los hogares más vulnerables.
La conclusión del estudio y la cobertura mediática es clara: para una porción significativa de mexicanos, el gasto en entretenimiento digital dejó de ser un lujo marginal y se ha convertido en un rubro comparable a servicios básicos, obligando a familias y reguladores a replantear estrategias de acceso, precio y protección al consumidor.

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