El Ministerio de Justicia ruso incluyó el jueves 14 de agosto a la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su lista de entidades “indeseables”, una medida que busca criminalizar cualquier vínculo con grupos críticos al Kremlin y que ha sido condenada por la entidad defensora de la libertad de prensa como un intento más de silenciar las voces independientes.
La decisión, respaldada por la Fiscalía General rusa, coloca a RSF en un listado de aproximadamente 250 organizaciones prohibidas, cuyos colaboradores en Rusia enfrentan posibles sanciones penales.
La designación impide cualquier actividad relacionada con la ONG en territorio ruso, incluyendo su financiación o incluso la difusión de sus informes.
En un comunicado, el director general de RSF, Thibaut Bruttin, calificó la medida como parte de la “cruzada para silenciar las voces libres”.
Bruttin subrayó que la organización seguirá documentando los crímenes contra periodistas en Rusia y Ucrania, así como su apoyo a reporteros exiliados.
RSF destacó que, irónicamente, la inclusión en esta lista es un “honor”, ya que refleja el impacto de su labor, desde la exfiltración de periodistas rusos hasta proyectos como Svoboda, que transmite información independiente vía satélite en zonas bajo censura.
El Kremlin justifica estas medidas como “protección contra amenazas externas”, pero RSF las considera un ataque directo al derecho a la información.
