Un informe interno del Servicio Secreto de Estados Unidos concluyó que los fallos de seguridad que cometió el órgano de élite, encargado de vigilar a los presidentes y figuras políticas de primer nivel, son los responsables del atentado que sufrió el expresidente Donald Trump el pasado mes de julio, en el que resultó herido en una oreja.
La revisión interna elaborada a raíz del suceso determinó que, los agentes que se encontraban vigilando al exgobernante mientras ofrecía un mitin en Butler, Pensilvania, no tenían la capacidad técnica de comunicarse con la policía local.
Tampoco para detectar drones el día del mitin, afirma el reporte, que también aclara que los agentes no hablaron previamente sobre cómo se debía proteger un complejo de almacenes que rodeaba el lugar.
El pasado 13 de julio, Trump resultó herido de bala en una oreja mientras participaba en un mitin. El tirador, un joven de 20 años que fue abatido después por agentes del Servicio Secreto, logró disparar desde un tejado a unos 140 metros del expresidente, aunque fuera del perímetro de seguridad.
Las fuertes críticas surgidas después de lo sucedido provocaron la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien describió el atentado como “el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas”.
Las críticas al Servicio Secreto ha aumentado en los últimos días después de que el pasado 15 de septiembre, Trump, al parecer, estuvo en riesgo de un segundo intento de asesinato mientras jugaba al golf en Florida, a manos de un hombre que estuvo durante horas merodeando la zona armado con un rifle AK-47 y equipado con una mira telescópica, sin que llegara a realizar disparos.
En una rueda de prensa, el director en funciones del Servicio Secreto, Ronald Rowe, afirmó que Trump está recibiendo actualmente “el nivel más alto de protección posible”, una seguridad igual a la del presidente Joe Biden y la candidata Kamala Harris.