“El pueblo no quiere que regrese el viejo régimen, defienden con orgullo esta
transformación que no tiene marcha atrás”, 18 Gobernadores.
La noche de este domingo, justo cuando los mexicanos todavía estaban entretenidos en las apuestas con el compadre al calor de las cervezas, las alitas y el guacamole del Super Bowl 2022, un panfleto con la firma de 18 gobernadores morenistas tímidamente salió a la luz en respaldo del presidente López Obrador.
Sin duda se trató del prefacio perfecto para La Mañanera de un día de San Valentín: un suerte de arcoíris prefabricado que intentó poner fin a una agitada tormenta de dos semanas iniciada por el escándalo de “La Mansión del Bienestar” de López Beltrán y “la señora que al parecer tiene dinero”; la famosa “pausa” con España por los pecados de Iberdrola, poniendo en riesgo la sustentabilidad de las inversiones del segundo socio comercial de México, coronada por la visita de John Kerry, enviado climático de Washington, con el epitafio bajo el brazo de la reforma eléctrica de Manuel Bartlett.
El horno no estaba para bollos, no obstante el discurso presidencial dio un paso en falso: exhibió los presuntos ingresos de un periodista privilegiado en el marco de la impunidad de seis compañeros que este año dejaron de cubrir la realidad de la banqueta por haber sido asesinados impunemente por los saldos de una crisis humanitaria sin precedentes. En ese contexto ocurrió el llamado de los gobernadores que no hizo más que confirmar la gravedad del problema: a la mitad del camino, el presidente López Obrador enfrenta la más grave crisis de su sexenio.
La cita del panfleto con la que decidía abrir esta columna resulta reveladora en más de un sentido: 18 señores que sustentan el pacto federal están firmemente convencidos de algo sin siquiera tener ningún indicio: “¿el pueblo no quiere que regrese el viejo régimen?” Si en San Lázaro tuvieron que montar un parlamento abierto fue porque Morena y sus aliados, por mandato de las urnas, carecen de los votos necesarios para impulsar las reformas constitucionales que harían posible bloquear inversiones de energías renovables en virtud del fortalecimiento de CFE en un mercado energético cambiante. Pareciera que el “Club de Toby” de los estados ha olvidado que AMLO busca desesperadamente los votos de diputados priistas que, hasta donde todos sabemos siguen siendo parte de la escoria del “viejo régimen”, para impulsar sus proyectos políticos.
Y sin embargo, me parece que la cita es justa: “el pueblo no quiere que regrese el viejo régimen”. Y si esto es cierto, ¿qué diablos ha hecho la 4T para demostrarle a los electores que padecen de falta de medicamentos en los anaqueles del sector salud; a todos aquellos que son presas de apoyos sociales dirigidos universalmente para sustentar carteras electorales; y desde luego, a los que pagan impuestos para solventar proyectos a la carta del capital financiero como Dos Bocas o predestinados a sectores con ingresos anuales muy por arriba del promedio como Santa Lucía y el Tren Maya; para demostrarles que Morena, en efecto, no es un eslabón más de la interminable decadencia y putrefacción que caracterizó a los sexenios anteriores? La terrible crisis de legitimidad que hoy enfrenta López Obrador atraviesa por la respuesta a esta pregunta.
Por Enrique Huerta