Helicobacter pylori es una bacteria que vive en el estómago y es muy común en México; muchas personas la tienen sin síntomas. Cuando la infección persiste causa inflamación crónica de la mucosa gástrica, lo que con el tiempo puede generar gastritis, úlceras y aumentar el riesgo de cáncer gástrico.
Se estima que una proporción amplia de la población mexicana está colonizada por H. pylori, por lo que el impacto en salud pública es importante.
El riesgo mayor aparece cuando la infección no se trata y la inflamación se mantiene durante años, favoreciendo transformaciones celulares.
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Los síntomas de alarma incluyen dolor abdominal persistente, pérdida de peso inexplicada, anemia y signos de sangrado digestivo; sin embargo, muchas personas son asintomáticas. Para detectar la bacteria se usan pruebas no invasivas como el test de aliento y el antígeno en heces, y también pruebas de laboratorio cuando es necesario.
El tratamiento consiste en regímenes antibióticos dirigidos y, cuando se completa y es efectivo, reduce de forma clara el riesgo de desarrollar cáncer gástrico. Además del manejo clínico, mejorar el acceso a diagnóstico y tratamiento en atención primaria es esencial para reducir la carga de enfermedad.
La prevención comunitaria requiere educación sobre higiene alimentaria, agua segura y mejores condiciones sanitarias que disminuyan la transmisión. Campañas de detección en poblaciones con alta prevalencia, junto con mayor acceso a pruebas y tratamientos, pueden cambiar la trayectoria de esta enfermedad.






