Narco Escándalo

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Las revelaciones de ProPublica, una agencia de investigación independiente, sobre la supuesta entrega de 2 millones de dólares del Cártel del Sinaloa a la campaña de Andrés Manuel López Obrador en 2006 sepultaron, para siempre, el cada día más inverosímil discurso de combate a la corrupción en tiempos de la Cuarta Transformación.

En esta ocasión no se trata de la inexplicable fortuna de los aliados de López Obrador como Manuel Bartlett o Gertz Manero; tampoco de su círculo familiar inmediato, empezando por ‘la casa gris’ de Hudson y ‘la señora del dinero’; mucho menos de las triquiñuelas de las que han sido protagonistas personas de la entera confianza presidencial como Ignacio Ovalle en Segalmex.

Por el contrario, estamos hablando de un trato directo con los señores de la droga que, de resultar absolutamente cierto, confirmaría que el narco no sólo ha penetrado los círculos más altos del poder político en México, también hizo lo propio con la oposición morenista que, 18 años después, quedó tan moralmente derrotada como el PRIAN de Alito Moreno o Genaro García Luna.

¿Afectará el narco escándalo la enorme ventaja electoral de la candidata presidencia de Morena, la doctora Claudia Sheinbaum? Lo dudo mucho, pareciera que este país se perfila muy complacido a una elección de Estado pues, a juzgar por lo visto, no les incomoda a grandes sectores del electorado ser artífices de un ‘Maximato’ de nueva generación. Aquí lo advertimos, en mi columna publicada el 13 de abril del 2021:

«¿Sabía usted que el texto con el que decidí iniciar esta columna –“si el presidente no fija a su sucesor pierde no sólo esa prerrogativa, sino también la misma posibilidad de gobernar durante su propio periodo”- pertenece a una investigación sobre la historia política del Maximato publicada en 1982 por Tzvi Medin? Ahora dígame, si en esta burda retrogresión al pasado, ¿no asistimos a la hora cero de un “Jefe Máximo” renovado?»

No importa que la 4T haya fracasado en el combate a la delincuencia con 172 mil 198 homicidios dolosos en cifras oficiales, 15 mil 40 más que en todo el sexenio de Enrique Peña Nieto; vale muy poco que la Mega Farmacia se haya convertido en ‘el Mega Fraude del Bienestar’, operando con sólo 0.9 por ciento del total de medicamentos que puede albergar; a nadie le importa que la función pública se militarice a un ritmo enfermizo y peligroso para los derechos humanos y las libertades democráticas; a nadie le quita el sueño que Andrés Manuel López Obrador haya destrozado el equilibrio ecológico de un área natural protegida, en la península de Yucatán, a causa de un tren de diesel que se mueve con la velocidad de los vagones del tiempo de don Porfirio.

Este país, en definitiva, ha perdido el juicio y en cuatro meses votará por la continuidad de la catástrofe con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Por Enrique Huerta