Momento Volkswagen 2.0

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Como ya es una costumbre en este espacio, hagamos una retrospectiva y rescatemos las últimas líneas publicadas en esta columna sobre la coyuntura económica más importante en la entidad en este momento. Podía leerse en la edición de ContraRéplica Puebla del pasado 16 de agosto:

“La cordura hizo sitio en la clase trabajadora y la política, esa extraña herramienta de la vida pública predispuesta para llegar a acuerdos que a todos convengan, finalmente se impuso; trascendió el pasado viernes que el Sindicato Independiente de Volkswagen y los directivos de la trasnacional llegaron a un acuerdo salomónico: mover el emplazamiento a huelga al día 18 de septiembre próximo. Un mes de negociaciones serán más que suficientes para llamar a la cordura y para atenuar la osadía: un incremento salarial del 15 por ciento, bajo las condiciones actuales de la economía global, se torna en una exigencia imposible de cumplir para cualquier armadora en cualquier parte de este planeta”.

No hay plazo que no se cumpla. Con puntualidad alemana, los trabajadores del tercer turno fueron los primeros en haber visitado las urnas al filo de la madrugada, debido a que fueron enviados a su cita con la democracia salarial antes de acudir a sus centros de trabajo; hasta el corte de esta edición, la votación fue copiosa, desde muy temprano quedó descartado el supuesto “boicot” de una baja tasa de participación: a casi cuatro horas del cierre de las casillas, los sufragios de la mayoría de los 6 mil 867 sindicalizados estaban asegurados.

La situación se explica de forma simple: en días recientes, empresa y sindicato, en una mancuerna estratégica, atizaron con paros técnicos selectivos para recordarle al público conocedor quién tiene el control de la situación. Bajo este contexto no cuesta trabajo averiguar por qué la participación espontánea se desbordó “libremente”.

La boleta contemplaba dos opciones: “si” o “no”. Nada más y nada menos, y sólo puede ser operativa con el 50 por ciento más uno de la votación total emitida. La segunda opción es contraproducente para todos, especialmente para los trabajadores: el 18 de septiembre próximo vence el emplazamiento a huelga y, bajo ese escenario, sería un tribunal laboral quien califique la validez de dicha huelga. Seamos sinceros: ¿qué instancia jurídica en Puebla, en su sano juicio, podría sabotear el crecimiento sostenido del PIB local?

No hay salida para los trabajadores, por más “calenturas charras” que algunos operadores del Sitiavw sientan en el marco de la renovación de la dirigencia; los sindicalizados tendrán que “aprender a tragar sapos sin hacer gestos” y quedarse muy contentos con el jugoso aumento salarial originalmente propuesto por la empresa. Aquí se lo advertí desde el pasado 16 de agosto:

“Como por arte de magia, las inconformidades poco a poco se desvanecerán en el aire pues, en la próxima consulta, los sindicalizaron aceptarán de buen modo y con una sonrisa en el rostro el 11 por ciento de incremento salarial inicialmente ofrecido por la armadora. ¿Quién dijo que los sindicatos en México ya no tienen ninguna utilidad?”

A estas horas, que usted ya tiene el ContraRéplica Puebla en sus manos, podrá corroborar lo acertado o desfasado de mi proyección que nace desde el más desinteresado análisis de coyuntura. Como siempre, que el tiempo juzgue quién tuvo la razón.

Reflexión al margen

Después de las microráfagas de viento que tuvimos a principios de esta semana, en el marco de la pronta intervención del Ayuntamiento de Puebla ante la emergencia climática, la duda no deja de perturbar las buenas conciencias: ¿se hubiera evitado la muerte de un menor en pleno Centro Histórico de la Ciudad de Puebla a causa de la caída de un árbol si Protección Civil Municipal no fuera reactiva y, en su lugar, se atreviera a diagnosticar oportunamente riesgos antes de la tragedia? Cuando tengamos un sentido ético de la prevención en esa dependencia, tendremos los poblanos por primera vez una secretaría en forma y no, como hasta ahora, un especializado cuerpo de rescate.

Por Enrique Huerta