El conflicto en Sweida, una ciudad con mayoría drusa en el sur de Siria, ha escalado drásticamente tras un ataque aéreo israelí al cuartel general del ejército sirio en Damasco, en respuesta a la intensificación de los combates entre las fuerzas gubernamentales y los combatientes drusos.
Los enfrentamientos iniciales surgieron tras el secuestro de un comerciante druso, lo que provocó una serie de represalias entre los drusos y las tribus beduinas sunitas. En respuesta a la situación, las fuerzas del gobierno sirio intervinieron para controlar la violencia, pero fueron acusadas de cometer abusos y ejecuciones sumarias contra los civiles drusos.
El ejército israelí ha amenazado con continuar sus bombardeos si las fuerzas sirias no se retiran de la región y ha reafirmado su posición de proteger a la comunidad drusa. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, hizo un llamado a no abandonar a los drusos, mientras que la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, ha instado a todas las partes a respetar la soberanía de Siria y proteger a los civiles.
En medio del caos, un líder druso, Hikmat al Hejri, ha hecho un llamado a figuras de poder en todo el mundo para “salvar” a Sweida, subrayando la gravedad de la situación en la que su comunidad se siente amenazada y expuesta.
La interacción de intereses complejos en la región destaca la fragilidad del gobierno interino de Ahmed al-Sharaa, quien enfrenta enormes desafíos en medio de una crisis de seguridad que ha exacerbado las tensiones sectarias y ha reabierto viejas heridas en la población drusa, que se encuentra atrapada entre el conflicto de múltiples facciones en el país.