En Sisal, Yucatán, la primera granja de cría de pulpo maya en México ha generado preocupación internacional por sus altos niveles de mortalidad y sufrimiento animal.
El proyecto, impulsado por la UNAM y la empresa “Moluscos del Mayab”, busca criar pulpos en cautiverio ante la caída de la pesca salvaje. Sin embargo, los resultados han sido alarmantes; más del 50% de los ejemplares mueren, y cerca del 30% de esas muertes se deben al canibalismo entre los propios pulpos.
La evidencia científica respalda estas denuncias en donde determinan que los pulpos son animales altamente inteligentes, capaces de resolver problemas, usar herramientas y experimentar dolor. Su confinamiento en sistemas de producción masiva plantea riesgos éticos, sanitarios y ambientales.
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El Dr. Walter Sánchez, especialista en comportamiento animal, alertó sobre el impacto ecológico y los posibles efectos en la salud pública si estas granjas se expanden.
México es el tercer productor mundial de pulpo, pero hasta ahora toda su producción proviene de la pesca silvestre. La escasez ha impulsado el interés en la acuicultura, aunque países como Estados Unidos ya han prohibido la cría de pulpos en estados como California y Washington. En Europa, iniciativas similares han sido duramente cuestionadas por científicos y defensores del bienestar animal.
La campaña “No a las granjas de pulpos”, respaldada por más de 100 organizaciones, exige a la UNAM cancelar el proyecto y buscar alternativas sostenibles. El llamado es claro, respetar la sintiencia del pulpo maya y evitar replicar modelos industriales que ignoran su complejidad biológica y emocional.
