La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha concedido un amparo sin precedentes a la elefanta africana, Ely, la cual vive desde hace 13 años en el zoológico de San Juan de Aragón en la Ciudad de México, para que sus cuidadores mejoren su hábitat y aseguren su salud.
No es la primera vez que defensores de animales consiguen con su presión que un animal reciba un mejor trato como pasó con la jirafa Benito en 2024, que fue trasladado de un zoológico con condiciones climáticas extremas en Ciudad Juárez a Africam Safari, pero sí es el primer caso en que el máximo tribunal judicial mexicano da un amparo a un animal.
“Ely estaba en unas condiciones pésimas. Yo creo que no tardaba en el morirse”, dijo Diana Valencia, directora y fundadora de la asociación local Abriendo Jaulas y Abriendo Mentes, que inició la batalla para proteger a Ely en 2016 junto a otros defensores de animales.
Los activistas piden la liberación de la elefanta, o su traslado a un santuario donde pueda estar con más ejemplares. Aunque el zoológico lo desmiente, los activistas denuncian que padece depresión y enfermedades producto de su cautiverio.
“Ellos necesitan mucho espacio, necesitan naturaleza, necesitan familia, necesitan a su manada”, agregó.
Según explicó, las alarmas se encendieron cuando en abril de 2016 murió la elefanta Maggie, compañera de hábitat de Ely. Fue sacrificada debido a dolencias en sus huesos.
Valencia asegura que eso le ocasionó a Ely depresión y un deterioro físico progresivo. Se golpeaba contra las paredes, empezó a perder peso y hasta se comía sus heces.
La Suprema Corte ha obligado a las autoridades del zoológico a mantener a Ely “en constante mejoramiento de su salud y condición física” bajo la atención regular de veterinarios y especialistas, así como a realizar “adecuaciones necesarias en el espacio donde la elefanta se desenvuelve”, según el proyecto de sentencia.
Según especialistas, la decisión marca un precedente en México para el reconocimiento de los animales como seres que sienten y son acreedores de derechos.
Valencia reconoce que en los últimos años “ha habido mejoras” en el espacio donde vive Ely, pero la activista dice que los cambios fueron “obligados por la presión” de los defensores de animales, la prensa y las acciones de abogados.
Las autoridades capitalinas realizaron una ampliación de unos 3 mil 500 metros del área donde vive la elefanta, y en 2023 le trajeron una primera compañera, Gipsy. En marzo del año pasado llegó otra, Annie, pero se le mantiene aislada porque está en proceso de adaptación.