La luna tapó al sol en su totalidad, y mientras en otras partes del país se oscureció, en Puebla sólo se percibió cuando el intenso calor del mediodía aminoró, la luz radiante se atenuó y el cielo permaneció nublado por unos minutos.
Es lunes, y en muy pocas ocasiones, el zócalo de la capital poblana se ve tan concurrido como hoy. No es por un mitin político, ni tampoco una protesta social.
Por una hora, todos volteaban a ver al sol, con ayuda de unas gafas especiales con filtros, telescopios y vidrios para soldar, inclusive hubo quienes perforaron una hoja y veían cómo avanzaba la luna en el piso.
Hay quienes tuvieron que esperar por 33 años para volver a ver este fenómeno, y a pesar de haberlo visto ya una vez en su vida, se sorprendieron de nueva cuenta al observar un sol cubierto por la sombra de la luna.
Los que lo vieron por primera vez no sabían qué buscar en el cielo, encontraron al sol a través de las gafas como un punto radiante muy luminoso que se iba cubriendo de oscuridad.
Salomón Martínez alza sobre el aire unas gafas especiales para ver el eclipse, son hechas de cartón azul, en las que permanece grabado el año “1991”, época en el que este fenómeno se observó.
Hay niños, jóvenes, mujeres que se acercan y él les indica que sólo deben colocárselas y buscar el sol, extrañamente hay que encontrarlo en el cielo que sigue azul, pero que la luz no es la misma que cualquier otro día.
“Quédate para que lo disfrutes”, no apura a nadie, don Salomón espera paciente que lo vean. Dice que las gafas las hizo el fundador del Planetario de Puebla, Germán Martínez, quien se las regaló.
“Es algo maravilloso, somos muy afortunados de vivir en este Planeta con esa distancia que hay de la luna a la tierra (…)”, dice mientras explica que este eclipse es total al cubrir la luna por completo al sol.
Una mujer que vio el eclipse a través de las gafas dice que es similar a una manzana mordida. Una madre y su hija escuchan sentadas en el zócalo la narración de un noticiero sobre el eclipse y el avance de éste hasta que termina, y los rayos vuelvan a quemar la piel, los pájaros salgan a cantar y la luna siga rotando alrededor de la tierra sin interponerse frente al sol.
Editor: Guillermo Leal
