Este lunes el presentador James Corden pasó de ser vetado por el restaurante Balthazar, ubicado en SoHo, a tener una “segunda oportunidad” por parte del dueño del lugar Keith McNally, después de que el también actor se disculpara por su conducta.
El dueño de Balthazar generó gran revuelo en su cuenta de Instagram al referirse al británico como un “pequeño cretino”, después de que este se comportara de forma “abusiva” y arrogante en una de sus últimas visitas al restaurante.
Al parecer, Corden encontró un pelo en una de sus bebidas y criticó con dureza al gerente que acudió rápidamente a ofrecerle una disculpa.
El humorista exigió que le sirviera una nueva ronda de bebidas y que todas ellas corrieran a cargo del establecimiento.
Sin embargo, las quejas por parte del presentador no son hechos aislados, ya que el pasado nueve de octubre, según el testimonio de McNally, Corden se quejó sobre la calidad de la tortilla que había pedido su esposa, Julia Carey.
Pero lo más grave, según el dueño, es que el comediante dejó entrever al gerente que podría escribir una reseña negativa sobre el restaurante.
“Teniendo en cuenta la numerosa base de seguidores con la que cuenta el artista, quien presenta uno de los ‘late nights’ más populares de Estados Unidos, Corden se creyó con la capacidad de hundir en cuestión de minutos la reputación del Balthazar”, comentó McNally en Instagram.
Finalmente sus amenazas no surtieron efecto y el también productor solo consiguió que se le prohibiera la entrada al famoso restaurante.
Para sorpresa de todos, incluso del mismo dueño, James Corden reconoció su error y se comunicó de manera casi inmediata para ofrecer una disculpa, algo que McNally también comunicó en dicha red social.
“Corden acaba de llamarme y se ha disculpado profusamente. Cualquier persona lo suficientemente magnánima como para disculparse con un vago como yo (y mi personal) no merece ser expulsada de ningún sitio”, compartió el dueño de Balthazar.
Por: Redacción
Editora: Nancy Luna


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