A solo un par de días de haber iniciado el juicio contra el ex secretario de Seguridad Pública federa, Genaro García Luna, los primeros testimonios han expuesto el alto nivel de corrupción entre el gobierno mexicano y el crimen organizado.
Así lo reveló este martes el primer testigo del juicio, Sergio Villarreal Barragán alias “El Grande”, y quien fuera parte del Cártel de Sinaloa, quien contó del día en que sicarios se hicieron pasar por agentes durante un operativo para capturar a un rival.
De acuerdo con Villarreal Barragán, luego de la ruptura entre Joaquín “El Chapo” Guzmán y los hermanos Beltrán, se desató una guerra que dejó miles de muertes y traiciones.
Una de las tantas traiciones fue cuando el Cártel de Sinaloa entregó información a las autoridades mexicanas para la captura de Alfredo Beltrán Leyva.
“El Grande” señaló que el primer plan de Arturo Beltrán era matar a Jesús “El Rey Zambada”, hermano de “El Mayo”, haciendo alusión al ojo por ojo. Sin embargo, le dijo que no, ya que iban a matar a Alfredo en la cárcel.
Por ello, llevaron a cabo el “plan B”, lo que consistía en ordenar al Gobierno que aprehendieran al “El Rey” Zambada como venganza.
Los Beltrán Leyva se infiltraron con la gente de “El Mayo” para dar con “El Rey”, el encargado de todos los cargamentos del Cártel de Sinaloa en el aeropuerto de la Ciudad de México.
“Hubo dos intentos, en el primero le dimos la información al Ejército, pero ellos se la vendieron a la gente de El Rey”, dijo Villarreal Barragán.
El segundo fue con la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, conocida como la Seido.
Según el relató de “El Grande”, se encargó de encabezar el operativo de captura contra “El Rey” Zambada, por lo que él y otros sicarios, se disfrazaron de agentes de la Seido.
“Yo formé parte del operativo”, reconoció Villarreal Barragán.
“Hubo algunos que nos vestimos. Le ordené a las personas de la Siedo que tomaran fotos de Rey y todos los detenidos”, explicó.
“Tenía miedo de que los contactos de El Mayo y El Chapo lo intercambiaran por alguien más y lo liberaran. Fue en ese punto cuando el testigo recalcó: “En México todo es posible”.
Por: Redacción
Editor: Guillermo Leal
