
Estados Unidos incautó un gran buque petrolero en aguas cercanas a Venezuela en una operación militar que Washington vincula a una red ilícita de transporte de crudo, Caracas calificó la acción de piratería y el caso abre disputas legales y diplomáticas.
El barco fue identificado como Skipper, un VLCC (Very Large Crude Carrier) con historial de irregularidades, y en su último viaje habría cargado 1.1 millones de barriles de crudo pesado Merey con destino a Cuba.
La Casa Blanca describió la incautación como dirigida contra una red ilícita de transporte de petróleo y el presidente estadounidense calificó el hecho como la toma del “petrolero más grande jamás incautado”, sin ofrecer inicialmente todos los detalles sobre propiedad o destino final del cargamento.
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Desde Caracas la acción fue denunciada como “un robo descarado y un acto de piratería internacional”, lo que elevó la tensión bilateral.
Reportes de rastreo y análisis periodísticos indican que el buque habría estado transmitiendo posiciones AIS falsificadas durante la operación de carga, una práctica que dificulta la trazabilidad y alimenta sospechas sobre maniobras para ocultar el origen o destino del crudo, además, fuentes señalan que la embarcación forma parte de una flota con historial de irregularidades en rutas y documentación.
Funcionarios estadounidenses, incluida la fiscal general, han vinculado el barco y su red operativa con actividades que, según Washington, apoyan a organizaciones señaladas por Estados Unidos.





