Trabajadores de la construcción celebraron como cada año el Día de la Santa Cruz en el Seminario Palafoxiano con una misa y un concurso organizado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Puebla, en el que echaron a volar su imaginación para plasmar su creatividad en una tradición llena de fe.
Es el caso de Florencio Romero, un hombre que inició en el sector de la construcción desde los 12 años cuando sus hermanos mayores lo llevaban de “chalán en las obras”. Hoy muestra orgulloso la cruz que elaboró por una semana junto a tres compañeros más durante su hora de comida.
Se trata de la réplica de la imagen del Señor de las Maravillas, una de las figuras más veneradas en el estado hecha de varilla, alambre, material con el que recrea sus manos y hasta cada uno de los cabellos de Jesús cargando a su vez una cruz de madera.
Florencio solo estudió la primaria, pero dice que su trabajo en la construcción es sagrado y por eso lo respeta y se emociona cuando pasa por puentes o edificios y recuerda que él formó parte de la edificación de cada uno.
Don Alejandro lleva una de las cruces más sencillas del lugar, hecha sólo de acero, apenas de 10 centímetros, pero que dice es necesario llevarla a la obra que llevan a cabo para evitar que “les vaya mal”.
“Es un símbolo, cuando no se pone una cruz las camionetas se van de lado, se descomponen, siempre hay que festejar el día de la Santa Cruz”, advierte.
Unos trabajadores hicieron la cruz inspirados en el Monumento de la Revolución Mexicana en Ciudad de México, elaborada con varilla de acero, martillos y cintas de medir.
Otra cruz fue hecha sólo de varilla con madera y una más de huacales de madera.
La más grande fue una hecha con tubos que alcanzó los cuatro metros de altura.
El presidente de la CMIC en Puebla, Gustavo Vargas Constantini, dio a conocer que participaron 150 trabajadores de la construcción para presentar sus cruces en el concurso de este día.