La emblemática Torre de Isabel, comúnmente conocida como Big Ben, recuperó su esplendor después de una meticulosa restauración que duró cinco años, por lo que volvera a marcar el tiempo para los londinenses con la precisión de la ingeniería victoriana.
Con casi cien metros de altura y esferas del tamaño de un autobús de dos pisos, Big Ben cautivó nuevamente la atención de transeúntes y cámaras tras este proceso de restauración.
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Ian Westworth, el relojero oficial del Gran Reloj en la sala de máquinas de la torre, expresó su orgullo por el trabajo realizado: “Estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado”.
El cuidado y funcionamiento de Big Ben son minuciosamente atendidos por Westworth y su equipo, quienes aseguran que el reloj funcione de manera precisa. Utilizan monedas de penique antiguas para regular el tiempo, un método que se remonta a 1859 y que sigue siendo efectivo hoy en día.
El artefacto cuenta con el primer mecanismo de escape doble de gravedad del mundo, lo que le permite autorregularse y mantener su precisión a pesar de las influencias externas.
La restauración no solo se centró en el mecanismo interno del reloj, sino también en las esferas que flanquean la torre, que ahora cuentan con paneles artesanales de vidrio translúcido listos para su iluminación led nocturna.
La torre, que recibió el nombre oficial de Torre de Isabel en 2012 en honor a la Reina Isabel II, forma parte del icónico paisaje de Londres junto al Palacio de Westminster y la noria London Eye.
Por Redacción
Editora: Mafer Montes
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