Anáhuac Puebla invita a redescubrir el valor de la filosofía 

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Gerardo Dávila comparte su testimonio y visión

La Universidad Anáhuac Puebla, fiel a su visión humanista de formar profesionistas íntegros y comprometidos con la trascendencia, ofreció a su comunidad estudiantil una experiencia académica que invitó a la reflexión y al sentido profundo de la vida. En el marco de la cátedra prima de la Escuela de Humanidades, se llevó a cabo la ponencia “Trascendencia: Una vida que vale la pena”, impartida por el Mtro. Luis Gerardo Dávila Rodríguez, conocido como Hermano José.

El Mtro. Dávila Rodríguez es un religioso católico no sacerdote perteneciente a la Comunidad de los Hermanos de San Juan, donde sirve desde 2001. Actualmente se desempeña como Decano de Estudios para Hermanos en Formación en la Región Latinoamérica, labor que combina con su testimonio de vida dedicado al acompañamiento espiritual y humano.

Durante su intervención, el Hermano José compartió con los estudiantes una invitación a redescubrir el valor de filosofar y pensar como caminos que, aunque parecieran “inútiles”, son profundamente necesarios para dar sentido a la existencia. “Filosofar o pensar, si se quiere, es una tarea inútil, pero qué útil es. Nos enseña a vivir, nos orienta hacia lo que verdaderamente vale la pena”, expresó en su ponencia.

A lo largo de su intervención, subrayó que trascender implica reconocer que la vocación humana es tanto un don como una tarea: un regalo que debe ponerse en práctica con esfuerzo cotidiano. Con ejemplos cercanos, señaló que la felicidad se construye como una actividad diaria que se refleja en el arte, la política entendida como bien común, la creatividad y, sobre todo, en el cuidado del otro. “La vida humana es acompañar, cuidar y ayudar a otros a superar sus obstáculos; ahí está el verdadero sentido de trascender”, afirmó.

El Hermano José también compartió aspectos personales de su historia, como su gusto por la cocina y la vida comunitaria, resaltando cómo en los gestos simples también se encuentra la plenitud. Finalmente, destacó que la adoración constituye la meta última del ser humano: reconocer a Dios como origen y destino de la vida.

Con este tipo de espacios, la Anáhuac Puebla refrenda su compromiso con una formación que une excelencia académica, valores humanos y fe, inspirando a sus estudiantes a construir una vida con propósito y trascendencia.