En el contexto de una disculpa pública, a propósito de una referencia transfóbica por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia la diputada Salma Luévano, irrumpió un anuncio inesperado: el titular del Poder Ejecutivo, que se ha convertido en el streamer más visto de América Latina, confesó –a su pesar– que estaba listo para entrar en ‘la tiktokcracia’, es decir a la fuerza o persistencia del clip musical con contenido electoral.
Al cierre de esta edición AMLO aún no ha complacido a sus fanáticos con un #grwm –get ready with me– antes de la mesa de seguridad en Palacio Nacional, o el típico ‘#Storytime de cuando Calderón me robó la elección en 2006’. Sin embargo, llama poderosamente la atención que el segundo presidente más popular del mundo, en la última recta de su sexenio, necesite del apoyo de una red social tan peculiar como Tiktok.
‘Piensa mal y acertarás’, versa un viejo dicho popular. Bastaría con observar el contenido más reciente del mentado ‘Sheinboom’, un podcast que ni los morenistas soportan, para darnos cuenta que la candidata del oficialismo está desesperada por captar la atención de los primeros votantes, la llamada ‘generación de cristal’ que en razón de la pandemia tuvo que soportar su adolescencia detrás de la pantalla de una computadora.
De otro modo cómo podríamos justificar que la última colaboración de Sheinbaum en Spotify sea una plática con estudiantes y egresados de la Rosario Castellanos, una universidad implementada por el gobierno de la Ciudad de México para atender a jóvenes precarizados que fueron rechazados de instituciones de educación superior como la UNAM, el Politécnico Nacional y la Autónoma Metropolitana.
¿Apoco ya se nos olvidó su incursión en la plataforma de YouTube a través de “Claudia: el documental”, opera prima de uno de sus hijos que con mucho esfuerzo logró un millón de visualizaciones, 54 mil ‘me gusta’ y apenas 3 mil 987 comentarios? Ante la indiferencia mostrada por los jóvenes internautas, el equipo de campaña de la precandidata se le ocurrió ‘la idea millonaria’ de invitar a un carismático influencer, Javier Iberrache, para que le ayudara a ‘hacer viral’ el material propagandístico, pero ‘el tiro les salió por la culata’ a los morenistas cuando encontraron el desprecio del afamado tiktokero.
Desde luego no es lo mismo llenar placitas con jóvenes necesitados, condicionados por las becas que otorga el Gobierno de la República, a convencer sobre el sentido de su voto a muchachos no dependientes de un lugar en la Rosario Castellanos o en cualquiera de las espectrales Universidades del Bienestar.
En ese duro contexto entra Andrés Manuel a escena para hacer en Tiktok lo que hizo en todas partes: ‘llevar en hombros’ a su candidata para asegurar la continuidad de Morena en Palacio Nacional. Es curioso, porque si en verdad la doctora Sheinbaum aventajara por 20 puntos –y algunas casas encuestadoras aseguran que hasta por 30– a la señora Xóchitl Gálvez, ¿por qué irían con tan desesperado afán por el voto de la chaviza?
Por Enrique Huerta