Si yo digo presidente, ¿tú dices…?

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¿Qué tan extraviados deben estar los equipos de campaña de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum que, lo más interesante que ha pasado en las últimas semanas ha sido la metamorfosis que sufrió Jorge Álvarez Máynez? Un candidato por el que nadie daba un quinto hace unos meses, y que después del debate presidencial terminó elevado a rango de sensación de los primeros votantes.

Tan sólo habría que revisar el crecimiento orgánico que está registrando en sus redes sociales. Mientras Sheinbaum con toda la maquinaria del Estado, que compensa con esfuerzos sobrehumanos su inexistente carisma, alcanzó en TikTok 2.4 millones de seguidores; el joven Máynez, con un encanto inexplicable para las generaciones del cuarto piso en adelante, arrancó esta semana con 1.2 millones, exactamente la mitad en comparación con la candidata favorita del régimen de la transformación.

Desde luego quien diga que la democracia no se juega en TikTok, debo decirle que no está entendiendo la distribución etaria del listado nominal. ¿Cuántos “abuelitos del bienestar” existen en México por cada nieto con ganas de comerse el mundo con una credencial de elector reluciente?

Habrá que decirlo con todas sus letras: la representación política está diseñada para resolver el problema de identidad plena entre representantes y representados. ¿Cómo diablos jóvenes de todos los niveles socioeconómicos podrían identificarse con un par de abuelas que hablan de un país que sólo existe en sus discursos?

No se necesita ser un genio para comprender que los proyectos de Sheinbaum y de Gálvez son mortales para los jóvenes. ¿Qué está detrás de la promesa de la 4T sobre “más espacios para los estudiantes y más Universidades del Bienestar”? La chatarrización de la formación universitaria en detrimento del costo de los servicios de los egresados –y de aquellos que están por egresar–, generando un exceso de demanda profesional que saturará y devaluará los requerimientos del mercado laboral.

Por no hablar de la pobre Xóchitl que en este rubro hizo un auténtico Dr. Simi: “lo mismo –que Morena– pero más barato”. ¿En verdad la remasterización del programa de ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’, añadiendo cursos de robótica e inteligencia artificial, resolverá el difícil acceso a la vivienda de los nuevos incorporados a la producción económicamente activa que, por cierto, a los 60 años no tendrán casa propia y no precisamente “por güeyes”?

Y aunque el joven Máynez está muy lejos de ser el portavoz de “la nueva política” que tanto presume, pues en el clóset de su trayectoria aún tiene guardados los chalecos del PRI y de Nueva Alianza; a diferencia de “las abuelas”, el candidato de MC tiene un marketing de primera. Y aunque estamos de acuerdo que en México un jingle no hace presidentes; una gomichela con los habitantes del barrio bravo de Tepito es algo que ningún integrante de la clase política se había atrevido y logrado con tanto éxito.

Si yo digo presidente, ¿tú dices…?