“No sabemos en realidad de cuánta agua disponemos”: Académica IBERO Puebla

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Foto: Especial.

La escasez de agua es una realidad que afecta a al menos tres millones de personas alrededor del mundo, según datos de la UNESCO. El desabasto y el inadecuado saneamiento del líquido vital han generado una preocupación que en México se reciente aún más durante la temporada de sequías, que ocurre de octubre a mayo dependiendo de las condiciones climáticas.

Si bien la sequía es un evento habitual, la zozobra ha aumentado en la última década. La frecuencia, intensidad y duración de las temporadas de escasez de agua ha aumentado debido a fenómenos climáticos como El Niño, que se caracteriza por ser impredecible y aumentar la temperatura del océano Pacífico, alterando el clima de la región.

“Cuando la sequía es muy fuerte, como lo que está pasando [ahora], tiene una repercusión directa sobre la disponibilidad del agua. Estamos experimentando un periodo de sequía muy fuerte”, explica la Dra. Gabriela Pérez Castresana, académica investigadora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la IBERO Puebla.

  Para la experta, esta crisis hídrica se puede analizar desde dos aspectos: “Uno que tiene que ver con el suministro de agua; y otro que tiene que ver con la disponibilidad de agua en los cuerpos naturales”. Ambas problemáticas van incrementando a raíz de la temporada de sequías.

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El suministro es decadente en México debido a numerosos factores relacionados con el mal manejo de los recursos acuíferos. En el sur del país, por ejemplo, la disponibilidad de agua potable es mucho mayor que en otras regiones, pero no es abastecida de forma adecuada.

Otro factor que provoca la escasez es el aumento exponencial de la población, que explica la experta, se agrava porque “hay fugas en la red de distribución de agua potable. La presión sobre el acuífero es mayor porque tienen que extraer más agua para garantizar que nos llegue un volumen continuo a nuestros hogares. Todo esto tiene que ver con el mal manejo del agua”.

A esta problemática se suma la sobreexplotación de los cuerpos naturales de agua, que, en esencia, son el principal suministro para los hogares. En el caso de Puebla, el agua que se consume cotidianamente proviene del acuífero del valle de Puebla. Estudios independientes de investigadores poblanos afirman que está siendo llevado más allá del límite de su capacidad.

Aun así, este cálculo es incierto, porque no existen datos realistas ni actualizados sobre el estado del acuífero en Puebla. “El último estudio que llevó a cabo la CONAGUA fue hace 14 años”, por lo que la Dra. Gabriela Pérez afirma que no se puede tener una buena administración de este recurso vital. “Tenemos un problema grave acá, y es un problema que se tiene que ver también con el cambio climático”.

Por Redacción
Editora: Brenda Balderas

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