Julio Huerta Gómez, secretario de Gobernación estatal, finalmente rompió el silencio. Este fin de semana sorprendió a los compañeros de la fuente con una declaración inusitada dirigida a sus aliados y seguidores: «tengamos el cuidado de ya no estar ensuciando nuestras calles, nuestras avenidas, con tanta barda».
La declaración no gustó a los pintores de brocha gorda que han hecho un verdadero agosto en plena primavera, y mucho menos a los aspirantes a Casa Aguayo que ingenuamente tratan de posicionar su nombre –inadvertido hace algunos meses – ante un electorado morenista que le levantará la mano a quien quiera que señale el único mecanismo demoscópico que conoce Palacio Nacional: la dedocracia presidencial.
Y sin embargo, las palabras de Julio Huerta han sembrado discordia entre los morenistas pues distan mucho de la actitud que hasta el momento han asumido los actores relevantes de la contienda; y que puede sintetizarse en el mensaje del diputado Ignacio Mier Velazco: “el respeto a la barda ajena es la paz”.
¿Qué exhibe entonces la discrepancia entre unos, que en el fogón de la contienda “se hacen de la vista gorda”, y otros que comparan el posicionamiento de sus compañeros de partido con “suciedad y fealdad”? Muestra que hace tan sólo seis meses una coalición vernácula al interior de Morena, muy poderosa en Puebla y autónoma, por “la fuerza del destino” terminó colonizada por sus contrarios inmediatos. Precisamente las bardas y espectaculares de #AhoraesAdánAugusto que han invadido la zona metropolitana, y el descarado proselitismo del resto de su pandilla, responden a ese contexto.
Quizá el hecho nos lleva a preguntarnos una simple cosa: ¿qué tan grande será la dimisión en las filas de Morena en Puebla? La medida estará en la frecuencia con la que Claudia Sheinbaum visite la entidad bajo el menor pretexto posible; no olvidemos que los más notables integrantes de esta coalición –hoy “colonizada” –, todavía hace seis meses se decían “claudistas por convicción” y ahora resulta que los vemos muy cercanos al hombre de Bucareli.
Mientras seguimos siendo testigos del curso de los acontecimientos, recordemos aquello que compartía con usted durante la primera quincena de octubre pasado:
«¿Acaso ve usted a los primos Mier Velazco y Armenta Mier estrechando lazos, unidos como hermanos cuando el partido, –según – por la vía de la encuesta interna, designe al candidato a la gubernatura que definirá el destino de Morena en Puebla en 2024? ¿Tendrá alguna posibilidad, dentro del partido de López Obrador, el senador Armenta Mier si el candidato presidencial de Regeneración Nacional resulta ser Adán Augusto López? Ya no hablemos si #EsClaudia, como a todo mundo se le ha hecho creer, ahí las posibilidades del presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República se resumen a una en un millón».
El panorama se va aclarando y parece que no nos vamos equivocando.
Por Enrique Huerta