El sindicalismo mexicano ha sido desvirtuado por la conducta de sus dirigentes y opacidad de las cuotas laborales, peor aún, que las autoridades en la materia solapen presuntas violaciones flagrantes a los contratos colectivos de trabajo.
Hoy revisamos lo que sucede en el Sindicato Único de Empleados y Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla. Gonzalo Juárez Méndez desbancó la corrupción de Israel Pacheco, personaje oscuro del oficialismo que se adueñó de la representación sindical durante más de una década.
Mi fuente informativa asegura que el Tribunal de Arbitraje Municipal conformado por tres magistrados (dos nombrados por la autoridad y otro por el sindicato) se “apatronó”, quedando los trabajadores indefensos ante cualquier reclamación relacionada con el libre ejercicio de sus derechos sindicales.
Gonzalo Juárez –nacido el 10 de enero de 1982– lleva dos reelecciones en asamblea general, siendo beneficiado por la anterior administración de Claudia Rivera y al menos “no molestado” en la actual. Su poder de representación abarca a mil 800 trabajadores municipales y tras su fracaso como candidato por Compromiso por Puebla decidió aferrarse al hueso sindical.
En enero de 2019, un grupo de trabajadores exigieron su destitución –aunque habrá que decir, la inconformidad fue alimentada por el grupo de Israel Pacheco–; sin embargo, de mil 100 empleados decididos a quitarlo de la secretaría general del sindicato, al menos 100 se quedaron expuestos a despidos y descuentos injustificados. El intento de “golpe de estado” costó el empleo a 30 personas y otras más sufrieron quincenas incompletas.
Gonzalo Juárez entró en desesperación por desbaratar el movimiento disidente y sin que el testimonio del informante pueda acreditarlo, esta persona recibió amenazas de muerte de diferentes números telefónicos durante un tiempo.
¿Por qué un líder sindical lucha como fiera para defender su permanencia? Es obvio, las cuotas gremiales son muy apetecibles: por ejemplo, cada uno entrega 217 pesos mensuales (es decir 2 mil 604 pesos anuales) y si hacemos la multiplicación por mil 800 sindicalizados, la organización recibe 4 millones 687 mil 200 pesos cada año.
Los sindicatos de entes públicos o privados deben transparentar sus finanzas en asamblea trimestral, pero aquí la información y el dinero han sido “secuestrados”. ¿O es casualidad que las personas con más de 20 años laborando en el Ayuntamiento de Puebla tengan las manos atadas para reclamar la devolución de su fondo de ahorro?
Vale la pena puntualizar que las aportaciones sindicales no se quedan estáticas, si un trabajador requiere préstamo, la organización de Gonzalo Juárez cobra 12 por ciento anual del monto autorizado. ¿Acaso el dinero también se jinetea?
Hay que añadir que los trabajadores son obligados a participar en asambleas a mano alzada —cuando él lo decide— rompiendo el derecho de los trabajadores a ejercer votación secreta.
Como expuse al principio de la columna, Israel Pacheco fue destituido por sus corruptelas y abuso de poder. Gonzalo Juárez sigue cobrando venganza contra quienes cuestionan sus decisiones. Está en riesgo la democracia sindical en el Ayuntamiento de Puebla.
Por Patricia Estrada