El accidente que terminó con la vida de Diogo Jota, futbolista del Liverpool, y su hermano André Silva, sigue sin respuestas claras. El siniestro ocurrió la madrugada del 3 de julio, cuando el Lamborghini Huracán en que viajaban volcó y se incendió.
La Guardia Civil atribuye el accidente a un exceso de velocidad y problemas en una rueda. Sin embargo, dos testigos que presenciaron el hecho contradicen esa versión.
José Aleixo Duarte, camionero que circulaba minutos antes, afirmó que los hermanos iban a ritmo moderado y que el mal estado del asfalto pudo influir. José Azevedo, testigo directo, aseguró que no iban rápido y que intentó ayudarlos sin éxito.
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El presidente de la Asociación de Auditores de Seguridad Vial explicó que el accidente fue producto de varios factores: alta velocidad, problemas en la adherencia del asfalto, posible reventón del neumático y un diseño deficiente de la barrera de contención.
Diogo Jota tenía 27 años y André Silva, 24, su muerte conmocionó al mundo del fútbol. En Anfield, los fanáticos rindieron homenaje con aplausos y lágrimas.
La investigación sigue abierta. Mientras tanto, el mal estado de la carretera A-52 vuelve a estar en el centro del debate público, con reclamos urgentes por mejorar su mantenimiento y seguridad.
