No se puede tapar el sol con un dedo. No es lo mismo tener aspiraciones políticas al amparo del presupuesto, de la función pública, y hasta de la sombra de Andrés Manuel López Obrador; que ganarse la confianza de los ciudadanos sobre la viabilidad de un proyecto de gobierno desde la iniciativa privada. La diferencia es abismal.
Precisamente por eso la dirigencia estatal de Morena, y cuadros prominentes del partido –que tienen que salir al ruedo a maquillar sus preferencias políticas–, recibieron con los brazos abiertos las aspiraciones de Pepe Chedraui: un empresario con vocación social que, en más de una década no ha necesitado de los partidos políticos para hacer cosas buenas para Puebla.
La ventaja comparativa del empresario sobre el resto de los competidores -y uno que otro suspirante- es contundente pues, al no depender su posicionamiento electoral de los programas de Bienestar o de las Ferias de Empleo que organiza la secretaría del Trabajo, ha hecho política “a ras de suelo”: tocando puertas desde las cartas credenciales de la ciudadanía y dialogando con todos los sectores sociales, rompiendo el mito del discurso trasnochado de clases con el que se comprometió el obradorismo décadas atrás.
Y, sin embargo, amén de su aguerrido emprendimiento, el principal baluarte de Chedraui: lejos de situarse en quién es él; radica en lo que ha hecho en los últimos meses en las calles de Puebla. Su “Ciudad Imparable” es ‘una bofetada con guante blanco’ a “la Ciudad de 10” del perfil opositor más temido por Morena en Puebla. Cada espacio público intervenido por su fundación muestra las limitaciones de una administración que no ha llegado a todos los sectores sociales, y mucho menos a todas las colonias; desde luego a causa de una asfixia presupuestal inteligentemente dirigida por la Federación hacia la administración de la capital, pero el electorado promedio no llega a conclusiones tan elaboradas.
¿Quién de los aspirantes a la candidatura de Morena por la alcaldía de Puebla puede, efectivamente, garantizar la incomodidad del candidato opositor a la gubernatura de Puebla? Ahí está el principal activo electoral del empresario. ¿Tendrá Morena la suficiente humildad para reconocer que, a lo largo de un sexenio, ninguno de sus cuadros pudo conseguir tal efecto? Irremediablemente lo sabremos.
P.D. La tarde de este lunes Claudia Sheinbaum reveló un equipo campaña realmente predecible, por no decir mediocre: Mario Delgado, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Fernández Noroña, ‘la tía Tati’ y hasta Citlalli Hernández. Lo peor que puede hacer la candidata de la 4T es embaucarse en el canto de las sirenas de las encuestas e ir a las urnas de junio con sobrada confianza sobre su triunfo.
Por Enrique Huerta