Caballo de Troya

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¿Qué efecto provocará en la contienda, por la sucesión en Casa Aguayo, la formalización de las aspiraciones políticas del ex secretario de Salud, José Antonio Martínez García? Para resolver dicha pregunta tendríamos que hacer una breve retrospectiva:

Desde el respaldo de Olga Lucía Romero Garci-Crespo, dirigente estatal de Morena en Puebla, una auténtica muchedumbre ha resultado perfectamente capaz de advertir el potencial político del carismático ex secretario. No obstante, a finales del año pasado me sobraban los dedos de las manos si contaba a los analistas que contemplábamos a Martínez García en el tablero de la contienda.

En el marco de “la marcha del millón”, convocada por el presidente López Obrador a finales de noviembre pasado, y replicada en Puebla el 4 de diciembre de 2022 por el finado gobernador Luis Miguel Barbosa; en una columna –publicada dos días después– titulada “El contagio del ejemplo”, le adelantaba usted la trayectoria de lo que hoy ya es noticia:

«¿Para quién pasó desapercibido el papel protagónico de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, uno de los aspirantes más serios a la gobernatura del estado? ¿Acaso nadie vio “la porra” que traía el doctor José Antonio Martínez García, otra figura destacable y con posibilidades electorales infinitas en Movimiento Regeneración Nacional?».

Ocho largos meses han transcurrido desde entonces y hoy Salomón Céspedes es el gobernador sustituto de Puebla; mientras que el médico, cirujano y partero Martínez García abandera el único proyecto carismático que posee la coalición barbosista ajena a la coalición de intereses de Julio Huerta.

¿Cómo podrían competir en popularidad millonarios espectaculares, distribuidos por toda la entidad, cuando “el doctor” llevó el quirófano itinerante con consultas y medicinas a los rincones más apartados de la entidad, programando cirugías que incluso realizó en persona? ¿Cómo podrían lograr mayores simpatías el simple hecho de obsequiar plantitas a lo electores y pasear perritos por las calles del Centro Histórico cuando, durante la pandemia de Covid-19, cientos de miles de poblanos vieron “al doctor” concentrado en largas jornadas de vacunación como uno más del personal de la secretaría de Salud?

Quien realmente sabe de política admite que la fuerza simbólica de una bata blanca no tiene rival en ninguna contienda. Y, sin embargo, Martínez García está a años luz de lograr la candidatura a la gobernatura de Puebla por Regeneración Nacional.

¿Será acaso el carisma del doctor el caballo de Troya de la sucesión? Es decir, ¿el camuflaje elegido por la coalición local vinculante, la misma que no comulga ni con los primos Mier ni con el señor Huerta, para salir ganando por los próximos seis años abanderando “un proyecto ciudadano”? Irremediablemente lo sabremos.

Por Enrique Huerta