El 5 de mayo de 1862, Puebla fue el escenario de un suceso sin precedentes, que fue la demostración de la fuerza militar y estratégica que se comenzaba a gestar en México después de una época convulsa en todos los ámbitos de la vida. La conocida Batalla de Puebla se quedó para la posteridad como un hito que tiene un lugar especial en la memoria de las y los mexicanos.
Si bien en el epicentro de la histórica batalla se celebra por todo lo alto con festivales, desfiles y memoriales, el 5 de mayo es parte fundamental de la cultura de México y las y los miles de mexicanos que están fuera de su patria. Así lo reconoce el académico de la IBERO Puebla, el Dr. Octavio Spindola Zago, quien explica por qué esta fecha es tan importante para el país.
“¿Por qué la batalla de Puebla, que tuvo lugar el 5 de mayo de 1862 se ha convertido en un ícono en la memoria histórica y en la narrativa identitaria no solo de los poblanos y las poblanas, sino de México y de las y los mexicanos fuera del país? Basta ver el 5 de mayo en Nueva York para ver la cantidad de verbena que se organiza, incluso desbordando a otras latitudes dentro del país.
Esto lo tenemos que situar en dos niveles, el contexto nacional y el contexto internacional.
A nivel global, por una parte, Francia está disputando la hegemonía en Europa contra Reino Unido y como parte de ese juego de poder, quiere emprender una nueva expansión imperial y su mirada va a estar puesta en lo que Europa considera todavía un “territorio salvaje”, América Latina. Y, por otra parte, al norte del Río Bravo, Estados Unidos está viviendo una desgarradora guerra civil que le impide atender lo que en relaciones internacionales se conoce como su espacio natural, es decir, los países que están alrededor que consideran necesarios para su propia seguridad doméstica.
A nivel nacional, México acaba de vivir una guerra civil, un proceso en el cual liberales encabezados, entre otros, por Benito Juárez y conservadores, encabezados, entre otros, por Félix María Zuloaga y Miguel Miramón, se han disputado por las armas aquello que las y los liberales habían ganado en la pluma con la Constitución de 1857.
Cuando los liberales ganan la guerra civil, los conservadores deciden buscar un segundo round yendo por apoyo a Francia, que se alinean los intereses geopolíticos de Napoleón III con los conservadores.
Estamos hablando del ejército más grande del mundo, el francés, que es derrotado por el ejército de Oriente encabezado por Ignacio Zaragoza, tropas encabezadas por Porfirio Díaz en el campo de batalla. La victoria era absolutamente impredecible y esto, aunque no definió el curso de la batalla porque la guerra la terminarían perdiendo los mexicanos, fue un importante apoyo simbólico y moral para las tropas mexicanas que permitieron reavivar los esfuerzos y darle un segundo aire al gobierno de Juárez para huir del centro del país y organizar la resistencia. Es fruto de una resistencia de un espíritu profundamente nacional que hoy hasta la fecha desde la sociedad y los gobiernos busca seguirse reproduciendo”.
