En un estudio publicado en Scientific Reports, los autores describen el cuerpo congelado de un cachorro dientes de sable conservado durante unos 37 mil años en el permafrost siberiano. Es la primera momia conocida de un felino de este tipo.
“Estaba muy emocionada de ver un espécimen tan increíble”, dice Ashley Reynolds, una paleontóloga del Museo de Ciencias Naturales de Canadá. El descubrimiento de una momia dientes de sable siempre pareció una posibilidad remota, ya que las presas tienden a superar en número a los depredadores en la naturaleza.
En 2020, “el cadáver congelado y momificado fue encontrado por excavadores que buscaban colmillos de mamut”, dice el paleontólogo A.V. Lopatin, de la Academia Rusa de Ciencias.
El cachorro congelado no solo proporciona el primer vistazo a cómo era un tigre dientes de sable en la vida real, señala Reynolds, sino que también representa una etapa de la vida de la que los paleontólogos no tienen la menor idea de cómo es un cachorro, ya que la mayoría de los fósiles son de animales adultos.
El pelaje marrón del cachorro era corto pero muy grueso y medía entre 20 y 30 milímetros de largo. También era súper suave, dijo el autor principal del estudio, Alexey V. Lopatin, miembro de pleno derecho de la Academia Rusa de Ciencias en Moscú e investigador principal y director del Instituto Paleontológico Borissiak de la academia.
Otros tipos de momias congeladas de la Edad de Hielo, como los rinocerontes lanudos y los mamuts, se conocieron en la región siberiana de Yakutia en Rusia, pero los gatos momificados, en comparación, “son extremadamente raros”, dijo Lopatin.
“Es raro encontrar huesos de este linaje, y mucho menos tejido blando asociado a él”, dijo Tseng, profesor asociado del departamento de biología integrativa de la Universidad de California, Berkeley.
Los expertos seguirán examinando al cachorro durante algún tiempo. Es el primer ejemplo de una momia de la Edad de Hielo para una especie de mamífero que no tiene un equivalente moderno para comparar. Los dientes de sable se especializaron en la caza de mamuts y otra megafauna, y perecieron cuando sus presas de tamaño gigante desaparecieron con el cambio climático y actividad humana.
Ningún felino de ahora caza de la forma en que lo hacían, por lo que el tejido blando del fósil agrega una gran cantidad de detalles que los paleontólogos solo podían adivinar cuando solo partían de los huesos.
Las diminutas patas del cachorro están proporcionando nuevos conocimientos. “Las almohadillas de las patas de cada dedo del pie son mucho más redondas que las de un león”, señala Reynolds, y el cachorro carece de una almohadilla carpiana distintiva que se encuentra más arriba en la pata de los gatos modernos.
Por: Redacción
Editor: Raúl Velázquez Márquez