Una situación digna de un cuento de realismo mágico ha puesto en jaque a la familia de una usuaria de redes sociales identificada como Fernanda Caso, pues Telmex amagó con reportar al fallecido escritor Juan Rulfo (1917-1986) en el Buró de Crédito por una deuda pendiente.
“Telmex quiere mandar a Juan Rulfo al Buró de Crédito“, una línea que parecía impensable hasta para las grandes mentes de la literatura mexicana, quienes jamás hubieran imaginado al escritor y fotógrafo en tal situación a casi 40 años de que partiera de este mundo.
La historia comenzó décadas atrás, cuando la tía de Fernanda se mudó a un departamento que alguna vez perteneció al autor de Pedro Páramo. Por comodidad, decidió no cambiar el nombre en los servicios: luz, agua y teléfono siguieron llegando a nombre de “Juan Rulfo Viscaino”, y así se pagaron religiosamente durante años. Tras el fallecimiento de su tía, los recibos continuaron generándose, y el asunto terminó en manos de sus sobrinos.
Aunque lograron regularizar otros servicios, con Telmex el proceso se convirtió en una pesadilla. Para demostrar que Rulfo, fallecido el 7 de enero de 1986, no podía pagar, la mujer acudió al Registro Civil de Arcos de Belén en busca de su acta de defunción.
El trámite, sin embargo, estuvo lleno de los momentos habituales en las oficinas al realizar trámites, para iniciar, le faltaba un dato y, al intentar buscarlo en su celular, fue regañada porque los dispositivos están prohibidos en las ventanillas.
La obligaron a imprimir una foto del acta encontrada en Google en un puesto cercano y hacer fila de nuevo, todo para que al final no hallaran el documento y le pidieron volver la semana siguiente para revisar “libros antiguos”.
“Pedí tres copias para guardar de recuerdo. Siento que Rulfo disfrutaría esta historia“, escribió Caso en Twitter.
Afortunadamente, tras viralizarse el caso, Telmex se comunicó con la familia y ofreció una solución, por un pago de $2,666 pesos, cancelarían la línea y el escritor evitaría el Buró de Crédito con calificación negativa.
“Puede descansar en paz”, concluyó Fernanda Caso, cerrando un capítulo que mezcla la burocracia mexicana, el legado de un ícono literario y un toque absurdo.
Juan Rulfo, considerado uno de los máximos exponentes del realismo mágico, revolucionó la literatura con obras como El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955). Su narrativa, marcada por la soledad y el México rural, lo hizo merecedor de premios como el Príncipe de Asturias (1983). Murió en 1986, pero su nombre resucitó, irónicamente, en un recibo de Telmex.
