El edil de Chignautla, Luciano Aparicio Rodrigo se arrodilló para besar el piso y lloró al ver los destrozos causados por pobladores en la presidencia municipal que fue incendiada el pasado 30 de noviembre.
En un video publicado por el ayuntamiento de Chignautla se observa al edil llegar acompañado de un grupo de trabajadores para evaluar los daños causados al inmueble, pero antes de ingresar se arrodilla, besa el piso y comienza a llorar.
Instantes después se puso de pie y lamentó la “maldad” con que actuaron los pobladores pese a que dijo todos fueron creados por “el mismo personaje”, pues en la comunidad hay dos grupos, uno donde está él y “todo lo bueno” y otro que defiende los recursos naturales basado en “mentiras” que terminó en destruir la historia de Chignautla, en alusión a la alcaldía.
Entre lágrimas, el presidente municipal mencionó que no le fallará a su padre y dijo no entender por qué a quienes llevaron el mal a Chignautla nadie los juzgó, pero a él que quiere el bien le llegó el mal.
Finalmente, afirmó que terminará su gestión con dignidad para lograr un cambio en el municipio y pidió a los habitantes “ponerse la camiseta” para ayudar a su gobierno en la reparación del inmueble, así como en otras acciones.
El discurso religioso le valió una ola de críticas de los pobladores quienes consideraron que se trató de una actuación, además lo tacharon de hipócrita y le exigieron trabajar por el municipio, así como afrontar los problemas que se viven en la demarcación y dejar de dar sermones.
