El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que se ha avanzado en la futura reapertura de la emblemática prisión de Alcatraz, ubicada en la bahía de San Francisco. Esta famosa instalación, cerrada en 1963 y convertida en museo, ha atraído el interés de varias compañías privadas del sector penitenciario. Según Trump, “hay muchas expectativas” sobre este proyecto.
Durante un vuelo hacia Washington después de inaugurar un nuevo centro de detención para migrantes en Florida, conocido como Alcatraz Caimán, Trump compartió que el trabajo conceptual sobre la renovación de la prisión comenzó hace seis meses. Aunque mencionó que aún es pronto para confirmar los detalles, destacó que varias empresas constructoras están considerando colaborar en la revitalización de la histórica prisión.
El exmandatario justificó la idea de reabrir Alcatraz ante el aumento de la violencia y la criminalidad, que, según él, es resultado de la política de fronteras abiertas de su predecesor, Joe Biden. Trump señaló que esta cárcel podría convertirse en un símbolo poderoso en la lucha contra la criminalidad, describiéndola como “situada en lo alto de la bahía, rodeada de tiburones”.
Desde que anunció su intención de reabrir la prisión en mayo, Trump ha enfatizado los beneficios de restaurar este lugar, que ha sido parte de la cultura popular y una atracción turística significativa desde su cierre. Alcatraz, que albergó a criminales notorios como Al Capone, cerró tras un intento de fuga y ha sido objeto de múltiples relatos en la ficción cinematográfica.
La reapertura de Alcatraz como prisión plantea diversas implicaciones desde el punto de vista político y social, convirtiéndola potencialmente en un tema candente en el futuro inmediato. A medida que la administración Trump continúa su enfoque estricto en inmigración y seguridad, es probable que la discusión sobre este proyecto genere tanto apoyo como oposición a medida que se desarrollen los detalles.