Armida Rosario Uriarte ha trabajado 30 años de su vida en la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla, y esta vez que necesita obtener justicia, ahí mismo se la han negado.
En entrevista, la mujer de 75 años relató que compartía vivienda con otras dos trabajadoras del órgano de procuración de justicia, debido a que el horario laboral de 9 de la mañana a las 9 de la noche le complicaba volver a su hogar todos los días y esta era la forma de estar cerca del trabajo.
Entre sus compañeras se encontraba Guadalupe C., quien es ahora ministerio público, con quien tuvo algunas diferencias de convivencia, ya que no respetó algunas de las reglas que tenían en la vivienda.
El pasado sábado 6 de abril, Armida se levantó a hacer el desayuno, cuando —asegura— Guadalupe la empujó, la insultó y se le fue encima, la arañó y la aventó contra la puerta del baño, donde se golpeó la espalda.
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Armida había sido operada de la columna hace dos años y a raíz de esa agresión volvieron los dolores de espalda y de cabeza.
Habló a la FGE; el personal le hizo la recomendación que haría a cualquier ciudadano, que hiciera su denuncia, y desde esa fecha ha hecho escritos ante diferentes instancias al interior de la dependencia, ha acudido a los diferentes ministerios públicos a donde le indican, pero sin ver avances en la carpeta de investigación.
“Ya me hicieron un estudio y parece que las placas y tornillos no se movieron, y el dolor no se me quita; yo ya no tenía eso (dolores); ahora uso bastón por algo que no tenía sentido”, comparte.
Para Armida es un abuso que una mujer joven la haya agredido y que sea la misma Fiscalía en la que no avance su denuncia ni le permitan acercarse a la fiscal Idamis Pastor Betancourt para exponerle su caso y pedir justicia.
Editor: César A. García
