Stellantis, el cuarto fabricante de automóviles más grande del mundo y responsable de marcas como Jeep y Ram, anunció este lunes estimaciones preliminares que revelan una pérdida neta de 2 mil 680 millones de dólares en el primer semestre del año.
La compañía atribuyó este resultado negativo principalmente a los aranceles del 25% sobre vehículos importados impuestos por Estados Unidos, así como a cargos significativos por reestructuraciones y ajustes en su producción.
La automotriz, formada en 2021 tras la fusión de PSA Peugeot y Fiat Chrysler, detalló que los aranceles estadounidenses le generaron un impacto neto de alrededor de 300 millones de euros. Además, enfrentó pérdidas relacionadas con la implementación de su plan de respuesta, que incluyó la suspensión temporal de operaciones en sus plantas de México y Canadá.
Stellantis también anticipó cargos netos antes de impuestos por 3 mil 840 millones de dólares, vinculados a cancelaciones de programas, deterioro de plataformas, reestructuraciones y ajustes por normativas de emisiones.
El sector automotriz en su conjunto ha enfrentado presiones por las políticas comerciales de la administración Trump. Aunque el gobierno flexibilizó parcialmente los aranceles en abril, analistas advierten que estas medidas ya han elevado costos, reducido ventas y afectado la competitividad global de la producción en Norteamérica. Según el Centro de Investigación Automotriz, un arancel generalizado del 25% podría costar a los fabricantes en Estados Unidos aproximadamente casi 108 mil millones de dólares adicionales.
General Motors y Ford también han ajustado sus expectativas debido a los aranceles. GM estimó en mayo un posible impacto de hasta 5 mil millones de dólares para 2025, mientras que Ford proyectó una reducción de mil 500 millones en sus ganancias operativas este año.
A diferencia de Stellantis, estas empresas ensamblan una mayor proporción de sus vehículos en suelo estadounidense, lo que mitiga parcialmente el efecto de los gravámenes.
