Por Patricia Estrada
En el afán de promover sus aspiraciones partidistas, hay políticos que han aceptado entrevistas en estaciones de radio piratas; un cáncer que combate con fuerza la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión en Puebla y Tlaxcala.
¿Qué significa ser radio pirata?
Estaciones que operan sin permiso federal abriendo una frecuencia de radio que no paga contraprestaciones, derechos ni cumple con sus obligaciones fiscales, laborales y sindicales.
Un ejemplo reciente de ilegalidad, fue la entrevista que concedió el diputado sin partido, Carlos Alberto Morales a la estación 94.7 FM en el municipio de Huejotzingo. Días antes de que fuera presentado como candidato del PRD a la Diputación Federal por el distrito de San Martín Texmelucan, aceptó conversar en una radio no regulada.
Esta frecuencia que opera sin permiso federal y que tiene el descaro de promoverse como una empresa “seria y responsable” en su perfil de Facebook, incurre en un delito penal que se paga con cárcel por carecer de permisos y engañar a los anunciantes y a la audiencia.
Otro político que se ha prestado al juego de las radios piratas fue el priista Jorge Morales Alducin, quien a través de la estación Mi Radio 93.5 FM en Puebla capital promovió su aspiración a la alcaldía; al igual que Silvano Chilchoa, aspirante a la presidencia municipal de Santa Clara Ocoyucan.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones ha detectado que además de 93.5 FM y 94.7 FM, otras radios piratas en Puebla son las frecuencias 88.1 en Izúcar de Matamoros, Tecamachalco 101.5 FM y Nealtican 107.9 FM.
Los transmisores para armar una emisora pirata se pueden adquirir incluso en Internet y sólo basta un domicilio particular para funcionar clandestinamente, lucrando con una frecuencia no autorizada.
Por tal motivo, la Cámara de la Industria de Radio y Televisión ha cerrado filas contra las radios pirata, las cuales generan competencia desleal y evaden los pagos que obliga la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a las empresas legalmente establecidas.
