El Papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril, a los 88 años, será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, una decisión que rompe con siglos de tradición que dictaban que los pontífices fueran inhumados en las grutas de la Basílica de San Pedro.
Esta elección, anunciada por el propio Francisco en diciembre de 2023, refleja su profunda devoción mariana y su deseo de simplicidad, valores que marcaron su pontificado.
La Basílica de Santa María la Mayor, ubicada en el corazón de Roma y construida en el siglo V, es una de las cuatro basílicas papales de la ciudad y el templo mariano más antiguo de Occidente.
Francisco, conocido por su vínculo especial con la Virgen María, particularly con el icono de la Salus Populi Romani (Protectora del Pueblo Romano), había expresado que deseaba descansar en una sencilla capilla cercana a esta imagen, en un espacio que anteriormente se usaba para guardar candelabros.
“El lugar ya está preparado”, afirmó entonces, destacando su conexión personal con el templo, al que visitaba antes y después de cada viaje apostólico.
A diferencia de sus predecesores, que en su mayoría yacen en el Vaticano, Francisco será el primer Papa en más de un siglo en ser sepultado fuera de San Pedro.
Siete pontífices ya descansan en Santa María la Mayor, el último de ellos Clemente IX en 1669, además de figuras históricas como el escultor Gian Lorenzo Bernini.
El funeral del Papa, que se celebrará en la Plaza de San Pedro en los próximos días, seguirá un rito simplificado por decisión del propio Francisco, quien en 2024 modificó los procedimientos para enfatizar la humildad y eliminar elementos ostentosos, como el uso de tres ataúdes. Tras las exequias, su cuerpo será trasladado a Santa María la Mayor, donde descansará eternamente, cumpliendo su promesa a la Virgen.