Dalai Lama anuncia que habrá un sucesor tras su fallecimiento

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Dalai Lama / Foto: Internet

El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano de 90 años, anunció que habrá un sucesor tras su muerte, poniendo fin a especulaciones sobre el fin del cargo. Su oficina liderará la búsqueda del próximo líder según la tradición, una decisión crucial para los tibetanos, tanto en el Tíbet como en el exilio.

Sin embargo, el anuncio podría intensificar las tensiones con China, que reclama la autoridad exclusiva para aprobar al próximo Dalai Lama, como parte de sus esfuerzos por controlar la región tibetana. Tenzin Gyatso, el 14º Dalai Lama, es venerado por millones como una manifestación de Chenrezig, el buda de la compasión, y ha sido el rostro de las aspiraciones tibetanas por mayor autonomía.

Desde su exilio en Dharamshala, India, tras la invasión china al Tíbet en los años 50, ha abogado por un “camino medio” de autonomía y libertad religiosa. A pesar de su imagen de “simple monje budista”, Beijing lo ha acusado de incitar rebeliones.

La sucesión del Dalai Lama es un tema delicado, tradicionalmente, monjes de alto rango identifican a la reencarnación del líder mediante señales espirituales y visiones, un proceso que puede tomar años. El Dalai Lama ha declarado que su sucesor nacerá en un “país libre“, sugiriendo que podría provenir de la comunidad exiliada, no de China.

Por su parte, Beijing insiste en que la reencarnación debe hallarse en áreas tibetanas bajo su control, lo que podría derivar en la designación de dos Dalai Lamas rivales, uno respaldado por China y otro por los seguidores del líder actual.

El precedente del Panchen Lama, la segunda figura más importante del budismo tibetano, ilustra el conflicto. En los años 90, un niño reconocido por el Dalai Lama como el nuevo Panchen desapareció, y China presentó a su propio candidato.

Bajo el régimen feudal tibetano, el campesinado estaba ligado de manera hereditaria a los dominios de los señores nobles y monásticos, en una forma de esclavitud; eran considerados seres inferiores, sin derecho a mirar a los ojos a sus amos y la situación era incluso más grave contra las mujeres.

Hasta la década de 1950, el gobierno tibetano era una monarquía absoluta con el Dalai Lama como máxima autoridad política y espiritual con el 95% de su población en el analfabetismo, la República Popular China invadió el territorio para “liberarlo” del régimen feudal que afectaba principalmente a los campesinos.

En junio de 1956 hubo una rebelión contra el gobierno chino, que terminó con la huida del Dalai Lama hacia India.

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