Por Patricia Estrada
La autodenominada reunión “Dignidad por México” que agrupó a influyentes políticos de derecha e izquierda -en días recientes- es quizá el parteaguas de un nuevo frente opositor al régimen actual.
Sorprendió que los enemigos ideológicos compartieran el pan y la sal en la misma mesa. Las señales de alerta que observan desde Palacio Nacional motivaron una reunión inédita que abre muchas interrogantes.
¿Qué confabulan los panistas Ricardo Anaya y Santiago Creel con los personajes de izquierda, Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y Agustín Basave?
¿Qué suma a este bloque el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, el senador independiente Emilio Álvarez Icaza y el ex consejero del IFE, el poblano Alfredo Figueroa?
¿Será que ni el desastre en los resultados de la pandemia es tan alarmante como las intenciones de Morena de tronar al INE pasando la elección del 6 de junio?
¿Fue la decisión de AMLO de regalarle al presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar la extensión de su presidencia con un transitorio a modo en la Constitución?
¿Acaso fue que López Obrador aceptara públicamente su intromisión en la campaña de Nuevo León involucrando facciosamente a la FGR y a la Unidad de Inteligencia Financiera?
¿Preocupa la maniobra presidencial de acorralar al gobernador de Tamaulipas, que sin saber si es culpable o inocente de los delitos imputados, el fuero se sostiene con alfileres?
¿Tendrá que ver la delicadísima declaración del Secretario de Marina, el Almirante Rafael Ojeda Durán, al apuntar al Poder Judicial como el peor enemigo en el combate a los grupos criminales en puertos y aduanas?
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¿Será la descalificación sistemática al juez Juan Pablo Gómez Fierro, que ha hecho enojar al Presidente de México con sus fallos judiciales en contra de sus reformas?
¿Podría ser la preocupación de que el próximo gobernador del Banco de México será un economista con alto sentido de dimensión social y partidario de la economía moral, según adelantó López Obrador?
¿O tal vez el rumbo económico sin certeza, el aumento en la inflación que resienten las familias mexicanas, el capricho de tirar el dinero con obras fastuosas, la violencia política desmedida y la amenaza a la libertad de prensa?
Lo que sea y como sea, después del 6 de junio vamos a vivir 3 años intensos de lucha encarnizada entre las fuerzas partidistas, y en medio los ciudadanos trabajando muy fuerte para que los políticos no se acaben el país.