Biólogo y programador de profesión, además de apasionado de la cocina, Víctor López se decidió junto con su esposa Ana Carolina Torres pasar de deleitar con pizzas y hamburguesas para sus familiares a establecer un negocio para llevar su sazón a los poblanos, es una cocina fantasma que nació con la pandemia.
El concepto de cocina fantasma no es nuevo, pero la pandemia por coronavirus acrecentó la oferta de comida a domicilio, sin necesidad de tener un establecimiento físico.
La pareja tenía un trabajo dentro de la Secretaría de Salud, pero la contingencia los llevó a tomar caminos diferentes y abandonar la institución, después de conquistar los paladares de su familia, se aventuran a preparar hasta 50 hamburguesas y 10 pizzas por fin de semana trabajado.
En entrevista Víctor López detalla que productos frescos es su principal exigencia, con elementos preparados personalmente para cada uno de sus alimentos. A punto de cumplir un año Víctor recuerda que nunca habían trabajado en la venta de alimentos, pero fue responsable de cafetería de una universidad.
De lunes a jueves levantan pedidos a través de la página de Facebook, para poder solicitar sus insumos, siempre con productos frescos, con pan artesanal, carne de calidad y proveedores conocidos para que con un día de anticipación puedan realizar entregas con envío gratis, que hacen personalmente.
Como buen biólogo aboga por el medio ambiente, por lo que procuran usar bolsas de papel y papel de grado alimenticio para poder envolver los productos y promete la entrega de alimentos calientes.
De acuerdo con Víctor darse a conocer es una de las principales dificultades sumado a la muy creciente competencia, pero la recomendación de boca en boca ha sido la fórmula para salir adelante y no descartan abrir un local, pero esperan que la pandemia lo permita.
El empaque al alto vacío y un menú con platillos saludables de cocina internacional definen a una cocina fantasma que esperaba abrir su restaurante hace poco más de un año, la Reserva tuvo que transformarse para ofrecer a los poblanos alimentos en medio de la pandemia.
María José Limón una de las fundadoras de una cocina fantasma cuenta en entrevista cómo su sueño de tener su restaurante fue opacado por la pandemia por coronavirus, ahora ofrecen sus platillos para llevar en Puebla y Cholula, Angelopolis la principal zona de atracción y los clientes son en su mayoría médicos que están al frente de la batalla, que no cuentan con mucho tiempo para preparar sus alimentos.
La especialista en hotelería está consciente de que sus alimentos requieren un empaque adecuado para consumirlo al momento de recibirlo o para guardarse en el congelador para probarlo después, su principal apuesta fue el empaque al alto vacío que conserva los alimentos y evita accidentes en el camino.
Al crear su menú buscaron tener variedad y alejarse de la comida rápida que es lo más común en las plataformas de comida a domicilio, ofrecen platillos de cocina internacional como tabule, humus, rollitos dinamita, además de platos fuertes como salmón, pescado empapelado, pulpo y brochetas pensando en comidas para el fin de semana que es cuando aumenta la demanda.
Los fines de semana, de viernes a domingo, son los días de mayor trabajo donde los poblanos solicitan brochetas, aguachile y salmón, el gasto por persona no rebasa los 200 pesos, los platillos se preparan en porciones para dos personas y calculan en 500 pesos para una comida para la familia de 4 personas.
El trabajo es bajo pedido para poder hacer compras en comercios locales o de emprendedores como ellos, y brindar la seguridad de entregar platillos de calidad. El servicio lo operan completamente desde la Reserva, a pesar de que plataformas de reparto de alimentos los buscaron, consideraron que debían entregar sus productos personalmente.
Uno de los principales retos de esta cocina fantasma al no tener un espacio físico, deben optar por llegar a los clientes de otra forma como las redes sociales, ofertando empaques innovadores y platillos atractivos.
